Irak era, hasta el 2003, en el mundo árabe el país más avanzado en desarrollo económico y social, sin sectarismo religioso y con ciudadanos unidos frente al estado, pese a la religión dominante del islam. Irak, siendo un país dictatorial hasta entonces, llegó a tener las mejores universidades y hospitales de la región.
En Irak se vivía, durante el gobierno de Saddam Hussein que duró hasta el 2003, un nacionalismo árabe e ideología secularizada. Hussein pertenecía a la minoría sunita, su primer ministro era chií y el presidente del parlamento era cristiano. Con su caída y vacío en el poder, las fuerzas políticas se sectorizaron.
Hoy el presidente de Irak es kurdo, el primer ministro es chií y el presidente del parlamento, suni. A partir de entonces, se inicia en Irak y Siria una guerra civil entre ciertas facciones de la mayoría chiita y grupos exaltados de la minoría sunita, y una implacable persecución a los cristianos.
Muchos cristianos huyeron a Erbil, ciudad de la región Kurdistán al norte de Irak; otros migraron a Australia, Francia, Inglaterra y Alemania; y otros fueron asesinados. En la actualidad, los cristianos en Irak, que antes del 2003 eran más de un millón y medio, son menos de 400 mil.
Para Gerardo Ferrara, historiador, escritor y experto en medio oriente, “los judíos y los cristianos son considerados por la Sharia o ley del estado islámico, ciudadanos de segunda categoría” y agrega que “Irak es un país cada día más influenciado por el fundamentalismo islámico e intervenciones de países extranjeros, como Irán”.
“Los cristianos no pueden construir iglesias, ni vestirse como musulmanes. Deben caminar con la cabeza baja delante de ellos. No pueden convertir a nadie a su fe ni rezar públicamente. Tienen que callarse antes muchas cosas para vivir tranquilos. Si hacen esto, pueden vivir en un país musulmán”, explica Ferrara.
En este contexto, papa Francisco llegó a Irak del 5 al 8 de marzo. Ha sido la primera vez que un pontífice visita el país. En esta histórica visita, Francisco reanudó, desde el inicio de la pandemia, sus viajes y cumplió el deseo de San Juan Pablo II de visitar Ur en 1999 por el año jubilar, pero por la guerra no pudo.
El mensaje del Papa —según Ferrara— llegó a este país como una caricia de la iglesia. “No solo han sufrido cristianos, sino también musulmanes. La iglesia sigue siendo la única institución en estos países que ayuda a todos, que ama a todos, que intenta estar cerca de todos sin hacer diferencia de religión”, señala.
Para el historiador y escritor italiano, el ISIS (Estado Islámico de Irak y Siria), que surge en 2014 por el debilitamiento de los gobiernos formales, mataba a cristianos por ser cristianos, pero sobre todo mataba a musulmanes por no ser para ellos verdaderos musulmanes”.
Según Ferrara, la apostasía o conversión del islam al cristianismo es castigada con la muerte. “No solo el estado, sino también la familia tiene autoridad para matar a la persona que se ha convertido del islam al cristianismo”, explica y dice que la exégesis o la aplicación de la lógica al Corán, está prohibida en el islam.
La falta de valores y religiosidad en occidente serían —según el experto— una causa del radicalismo del islam. “El islam ofrece una solución no solo para la otra vida, sino la idea de paraíso en la tierra. Si tu matas para mí, te voy a asegurar en esta vida mujeres, dinero, palacios. Es la idea humana del paraíso en el islam”, dice.
El islam no contempla la idea que tenemos los cristianos de ser como Dios. “Hay que volver a las raíces del Antiguo Testamento, donde cada hombre y no solo el judío, cristiano o musulmán, está hecho a imagen de Dios. El Papa busca esta fraternidad para que cada persona vea en su prójimo la imagen de Dios”, expresó.
Esto, para Ferrara, “no es para nada fácil porque en el islam no hay este tipo de forma de ver al otro como imagen de Dios. Solamente puede tener paz el que está sometido a Dios a través del islam. La idea del hombre frente a Dios en el Islam es la idea de un esclavo de Dios, algo muy diferente de lo que dice el Papa”.
Finalmente, el historiador reiteró que con esta visita, el papa Francisco impulsó volver a la laicidad positiva en Irak y también en occidente, que vive su fe en privado. “Si bien hay gente fanática en el islam, también es verdad que la religión es para los musulmanes un factor más importante que en occidente”, explicó.
Como católicos, es interesante ver cómo los musulmanes viven su fe con profunda convicción, en forma colectiva y sin complejos. Pero sabemos que la violencia no debería ser aceptable en ninguna profesión de fe y, por el contrario, las religiones debieran distinguirse sobre todo por el amor a Dios y al prójimo y el perdón.
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