Karol Wojtyla, quien en 1979 se convertiría en el papa Juan Pablo II, nace el 18 de mayo de 1920 en Wadovice, Polonia. Acaba de cumplirse los 100 años de su nacimiento. Por su santidad, su estilo propio, su gran carisma el gran papa, hoy San Juan Pablo, revitalizó y dejó un gran testimonio para la Iglesia en el mundo.
Diversos son los rasgos que destacaron en el papa Juan Pablo II, como su gran espiritualidad unida a su fortaleza al superar el atentado del 13 de mayo de 1981 en la plaza San Pedro por manos de Ali Agca y su posterior perdón público y visita a la cárcel en 1983.
Otro rasgo fue su amor profundo a la virgen María, a quien atribuye haber sobrevivido al atentado. Pero hay una característica que resalta en Juan Pablo II y por la que recibe el nombre de Papa viajero. A lo largo de su pontificado realizó 104 viajes apostólicos por el mundo. Visitó el Perú en dos oportunidades, en 1985 y 1988.
Durante su primera visita al Perú en 1985 visitó las ciudades de Lima, Callao, Arequipa, Cusco, Piura, Trujillo e Iquitos. Su mensaje es completo y después de 35 años las palabras de esta santo pueden aplicarse a la realidad compleja, desigual y difícil por la que atraviesa nuestro país en tiempos de pandemia.
Juan Pablo II dijo en Iquitos: “Conozco y me causa profundo dolor, la insuficiente atención que podéis prestar a vuestra salud corporal por falta de médicos y medios para conservar sanas vuestras vidas. Por ello querría pedir al resto del país que no olvide esta zona, necesitada de tantos profesionales que impulsen su progreso espiritual y material”.
Sobre la justicia social dijo en Villa El Salvador: Redoblad los esfuerzos en favor de un orden más justo que corrija los desequilibrios y desproporciones en la distribución de los bienes. Para que así cada persona y familia pueda tener con dignidad el pan cotidiano para el cuerpo y el pan para el espíritu.
Juan Pablo II dijo en Ayacucho: En el horizonte del Perú se os presenta una tarea impostergable: trabajar con medios no violentos para restablecer la justicia en las relaciones humanas, sociales, económicas y políticas; siendo así realizadores de reconciliación entre todos, pues al paz nace de la justicia.
A los jóvenes Juan Pablo II les dijo: A vosotros jóvenes, os digo: ¡no permitáis que se instrumentalice vuestra eventual generosidad y altruisimo! La violencia no es un medio de construcción, ofende a Dios, a quien la sufre y a quien la practica.
En Trujillo dijo el Papa: Por eso el desempleo, incluso el subempleo, constituyen un mal, y muchas veces una calamidad social (Laborem excercens, 18). Humilla a las personas y crea sentimientos de frustración, con peligrosas consecuencias psicológicas y morales, especialmente en los jóvenes y en los padres de familia.
Finalmente reitera en Villa El Salvador: Al mismo tiempo que dais ese ejemplo de admirable apertura del espríritu, luchad contra todo aquello que rebaja vuestra situación moral y os sume en el pecado: contra el alcoholismo, las drogas, la prostitución, la mentalidad machista que posterga y explota a la mujer, la promisucidad y el concubinato. Dad estabilidad a la familia, cuidad a los niños, regularizad vuestras uniones santificándolas con el sacramento del matirmonio.
Juan Pablo II fallece el 2 de abril de 2005, en la víspera del día de la divina misericordia, fecha que él instituyó el 30 de abril del 2000 por pedido de la polaca Santa María Faustina Kowalska. Fue beatificado por Benedicto XVI el 1 de mayo de 2011 y canonizado el 27 de abril del 2014, ambos días de la divina misericordia que corresponden al segundo domingo de pascua.
Sus palabras, su vida y su mensaje son importantes fuentes de inspiración para todos especialemtne para las nuevas generaciones. Que tengamos la grandeza de reconocer en este importante santo una ayuda necesaria espritual en estos momentos difíciles por los que atravieza nuestro país y el mundo.
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