El Ministerio de Cultura destacó del fotógrafo puneño su “significativa contribución al registro, la puesta en valor y difusión del patrimonio cultural inmaterial andino del Perú”.
Hay en las fotografías del fotógrafo puneño Martín Chambi una búsqueda por trascender la sola exposición del individuo y capturar el espíritu de una época, la representación de un entorno social (marcadamente indígena), el destino de un mundo andino hasta entonces oculto para el mundo fotográfico.
Por esa razón, su obra monumental ha traspasado las fronteras del tiempo y ha sido declarada por el Ministerio de Cultura como Patrimonio Cultural de la Nación en la categoría de Obra de Gran Maestro, de acuerdo con la Resolución Viceministerial N° 188-2019-VMPCIC-MC. Un reconocimiento que reivindica el valor artístico de uno de los más importantes artistas peruanos del siglo XX.
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Sobre este reconocimiento oficial, logrado al cumplirse los 128 años del fotógrafo peruano, la Dirección General de Industrias Culturales y Artes respaldó la elección y, según el contenido de la norma, “emitió una opinión favorable a la Declaratoria de la Obra fotográfica de Martín Chambi destacando su valor artístico y significativo aporte al desarrollo del arte fotográfico peruano a nivel nacional e internacional”.
Natural de la provincia de Carabaya, en Puno, Martín Chambi forjó su obra fotográfica en Arequipa, ciudad en la que se dedicó de lleno a esta profesión bajo la guía de su maestro Max T. Vargas. Una vez preparado en el arte del revelado y la ampliación, Chambi se mudó a Cusco, donde formó un estudio en el que retrataría a las familias más importantes de la región, así como a los ciudadanos de a pie, las festividades del mundo andino, entre otras manifestaciones culturales.
También es reconocida su labor como reportero gráfico para distintas publicaciones del Perú y de otras partes del mundo, como Estados Unidos y Argentina. El valor artístico de la fotografía de Chambi, según el escritor Mario Vargas Llosa, reside en que “expresan a él tanto como al medio en que vivió y atestiguan, más aún que sobre lo pintoresco, lo cruel, lo tierno o lo absurdo de su tiempo y del mundo andino, sobre la sensibilidad, la malicia y la destreza del modesto artesano”.
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