El equipo de Miguel Ángel Russo mostró en su presentación una cara distinta a la de los últimos dos años.
Bastaron 180 minutos para confirmar que el Alianza Lima 2019 es distinto a la versión exitosa de los últimos dos años. El equipo de Miguel Ángel Russo dejó una grata impresión en ‘La Noche Blanquiazul’, no sólo superando en el marcador a un rival de fuste como Barcelona de Ecuador, sino también en el trámite, sobre todo en el segundo tiempo.
En la Noche Blanquiazul, Alianza Lima presentó cuatro novedades desde el arranque: Aldair Salazar, Anthony Rossel, Wilder Cartagena y José Miguel Manzaneda. Los dos últimos determinantes en la victoria. El ex Veracruz dejando evidencia que viene del futbol mexicano donde se juega a otro ritmo y Manzaneda (después del primer gol) desequilibrante y decidiendo bien en los metros finales.
Desde lo colectivo mantiene la virtud del juego aéreo, que pasó de ser una vía para convertirse en un recurso ¿Por qué? Ahora el jugar largo no es el único camino para llegar al arco rival. Al equipo se le ve más compacto, las líneas están más juntas y el saltarse el mediocampo no se vio de manera reiterada.
El intentar de jugar por abajo hizo ver una de las mejores versiones de Kevin Quevedo por quien incluso preguntaron de inmediato desde el banco ecuatoriano. Con atrevimiento siempre buscó juntarse con Luis Ramírez. El pase largo preciso de Tomás Costa también salió a relucir tratando que el propio Quevedo y Manzaneda les ganasen las espaldas a los laterales y habiliten a Mauricio Affonso.
Porque recién se sale de la pretemporada, por el nivel del rival y por la forma que se ganó, el Alianza Lima de Miguel Ángel Russo ilusiona a sus hinchas. Al corazón para ganar, se le empezó a sumar juego.
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