La Selección Peruana no había podido ganarle a Ecuador en su casa y en Quito. Aquel 2017 consiguió estar a la altura y lograr su mejor lugar en el certamen.
Dos triunfos consecutivos en Lima, ante Uruguay en el Nacional y Bolivia en el Monumental, le dejaba la posibilidad a la Selección Peruana de pensar que un boleto a Rusia 2018 era todavía posible. El presente reflejaba con claridad que el desempeño del equipo de Ricardo Gareca era totalmente opuesto al inicio de las Eliminatorias y para prueba el sexto lugar de entonces.
El 5 de setiembre del 2017, la bicolor jugaba la antepenúltima fecha del certamen y se ponía frente a un Ecuador que se jugaba sus última opciones, pero con el mejor panorama posible. En el Atahualpa de Quito tenía que jugar ante un equipo que no le había ganado antes en su casa por el proceso premundialista.
Hace tres años, con Carlos Cáceda en el arco en su segundo partido en el torneo, Perú sostenía el cero en el marcador contra un rival que apostó a la verticalidad y explosión por los laterales. El mérito principal en la primera parte fue mantenerse sin encajar goles, para luego cambiar el trámite.
Ricardo Gareca ya había reflejado que su propuesta para toda segunda mitad involucraba tener más control del esférico y a partir de ello acercarse a portería. Perú la tuvo más, consiguió jugar para correr menos y reducir el efecto de la altura.
En tres minutos, los tres puntos se encaminaban con dos goles.
Edison Flores interceptó la salida norteña y mientras decidía la mejor opción de pase, remató de zurda. El resultado ya favorecía a Perú y luego encontramos un contragolpe. Miguel Trauco, Paolo Guerrero y Christian Cueva los involucrados, pero fue el otro Paolo, Hurtado, quien definió esquinado para el estallido nacional.
La Selección Peruana llegó a la altura de Quito y consiguió estar lo más cerca posible de la cima de las Eliminatorias. Cuarto lugar, y el sueño vivo que se materializó meses después.
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