Nuevo sistema, nuevos nombres y postura distinta, le permitieron al equipo de Gareca asumir un rol que seguro pondrá en práctica cuando le toque salir de Lima en las Eliminatorias.
Para vencer a Brasil en cualquier circunstancia se tiene que hacer un partido casi perfecto. El primer objetivo era reducir la vulnerabilidad mostrada por la defensa peruana en los dos partidos de Copa América, donde el “Scrach” nos marcó ocho goles. Había que combatir, achicar espacios, para luego jugar y eso pasó.
El primer tiempo, parejo, el segundo no tanto. Cuando se cayó el colectivo es donde aparecieron en gran nivel las individualidades. Yotún, Advíncula y Gallese, las ratificaciones. Aquino y Costa, las buenas nuevas.
Fue un simulacro de la figura que podríamos asumir cuando salgamos de Lima en las Eliminatorias. El último martes había que sacar el resultado, pero con funcionamiento.
Otra actitud
Es algo que tenemos que mantener, independiente del rival que tengamos al frente. Las ganas siempre tienen que estar sea cual sea el color de camiseta que tengamos al frente. La actitud está asociada al compromiso, a la solidaridad, al sacrificio, a la atención y es un indicio de que en el campo hay un equipo ordenado. Todo eso tuvo Perú en Los Ángeles.
El 4-3-3 neutralizador y flexible
Si alguna enseñanza nos dejó los dos partidos de Copa América con Brasil, es la fortaleza por los costados de “La Canarinha”. La pasamos muy mal en Sao Paulo y Río.
Gareca formó triángulos tanto por derecha como por izquierda para siempre tener superioridad al defender. Neres y Firmino, casi no la tocaron. Richarlison si lo hizo, pero más con intentos individuales que conexiones.
Otro movimiento táctico que se vio sin tocar el once, es la vuelta al 4-2-3-1 con relativa facilidad. Esto pasó cuando se quiso tener mejor salida y tener más alternativas de pase en la búsqueda de no dividirla. Tapia se metió entre los centrales. Abram se corrió hacia a la izquierda, permitiéndole a Trauco adelantarse unos metros. Aquino y Yotún se mantuvieron en primera línea, teniendo por el centro, delante de ellos a Edison Flores.
Con Yotún todo es menos difícil
Ante rivales que son duros físicamente, vale tener como premisa el no dividir la pelota. Mientras menos friccionado sea el juego, mejor para nosotros y en eso Yotún es vital. El volante de Cruz Azul es el que mejor entendió que el reconocerse inferior, no significa perder, sino es una de las aristas para plantearse ganar cediendo pasajes del trámite, pero sin pasar muchos apuros.
Yotún manejó el transitar de Perú y fue la cabeza del Plan B de Gareca. Presionó, se asoció, fue fluido, preciso y evitó lanzar, aun cuando esta última es una de sus principales tareas. El aplicado de la clase y no porque se aprendió todo de paporreta, sino porque entendió lo que pedía el partido.
Yotún es determinante desde lo que hace y dejar de hacer en favor del colectivo. Con él bien, todo es menos difícil.
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