Luego de terminar el colegio Humberto Roque hizo maletas y dejo su Puno querido por la desconocida Lima. Dieciséis años después es dueño de un próspero negocio y vende sus productos en Mistura.
Humberto Roque, más conocido como “Guilligan”, es hijo de una pareja de agricultores de Santiago de Pupuja, provincia de Azángaro, departamento de Puno. Abandonó la soledad del altiplano a los 17 años, apenas concluyó la educación secundaria y emigró a Lima para buscar mejores oportunidades, como actualmente lo hacen muchos provincianos.
Humberto sigue narrando su historia - vestido de camisa de cocinero blanca y un gorro que emula al desgarbado joven de una serie televisiva de los años 70 - su mirada viva oculta el cansancio del primer día de Mistura. Milagros Valverde, conductora de "De la Noche a la Mañana" le pregunta como fueron sus inicios.
"Desde 1993 empecé a buscar trabajo vendiendo golosinas, chupetes de hielo y marcianos por temporada de verano; pero acabada la temporada me quedaba sin trabajo, razón por la cual, mis hermanos decidieron regalarme un “carrito sanguchero” para que pueda continuar trabajando. De esta manera me hice la idea de tener y manejar un carro sanguchero, preocupándome por no tener licencia de conducir. Cuando vi que no era un carro si no una carreta para empujar, empecé a soñar en tener un vehículo como local rodante", cuenta entre sonrisas Humberto Roque.
"Llevaba un sombrero de color blanco y tenía una contextura delgada, por lo que mis clientes me llamaban "Guilligan", como el de la serie televisiva "La isla de Guilligan"".
"Muchas veces fui víctima de robos, perdiendo desde los panes hasta la plancha donde freía las hamburguesas; y hasta se llevaron mi carreta, del depósito donde lo guardaba, con todos los implementos de trabajo, quedándome en el aire, sin nada. Pero tuve la oportunidad de comprarme otra carreta nueva con mejores implementaciones con el poco ahorro que tuve y un préstamo familiar", indicó.
La historia sigue como la prosperidad de este joven que a fuerza de su ingenio ha sacado adelante a su familia. "Con la experiencia que tuve de la pérdida de mi carreta, y por el frío que hacía a la intemperie; después de cinco años de arduo trabajo en carreta, me compré en 1998, una combi Volkswagen de segunda, teniendo en mente convertirla en mi local rodante, mandando el vehículo al carrocero para hacer las modificaciones respectivas, según mi diseño y de acuerdo a las necesidades de trabajo, capturando clientes por lo novedoso de mi nuevo local y por la calidad de mis productos", sentencia Roque.
Ahora espera los resultados de la convocatoria del concurso “Innóvate Perú”, del Fondo de Investigación y Desarrollo para la Competitividad – FIDECOM, en asociación con la Pontificia Universidad Católica del Perú – PUCP, con el Proyecto “Combi Sanguchera Ecológica”. No hay limites para quien salio de abajo. No hay límites para quien cree en si. Guillian un ejemplo digno de imitar. Igual colocamos nuestra mandíbula en su lugar y pensamos como hacemos para ir temprano a Mistura. ¿Podremos ingresar?
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