Los integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero radicalizaron sus protestas por la desaparición de los estudiantes el 26 de septiembre pasado.
Unos 600 maestros incendiaron las instalaciones de la Contraloría de la Secretaría de Educación y del Congreso de Guerrero en la ciudad de Chilpancingo, capital de ese estado del sur de México, por la desaparición de 43 estudiantes de la escuela rural Ayotzinapa.
Los integrantes de la Coordinadora Estatal de Trabajadores de la Educación de Guerrero (CETEG) radicalizaron sus protestas por la desaparición de los estudiantes el 26 de septiembre pasado.
En primer término incendiaron oficinas de la Contraloría y posteriormente rompieron cristales del Congreso estatal e incendiaron media docena de automóviles en el estacionamiento del organismo legislativo.
Personal de Protección Civil se presentó para combatir los incendios en la Contraloría, y en el Congreso, un grupo antimotines intentó sin éxito dispersar a los maestros, quienes posteriormente se retiraron a su campamento en el Zócalo de la ciudad.
Los manifestantes dejaron pintas en los inmuebles como "Mueran los partidos políticos", "Nido de ratas", "Nos faltan 43" y "Vivos se los llevaron y vivos los queremos".
Los maestros, quienes hace semanas acampan en el Zócalo de Chilpancingo, han protagonizado numerosas protestas por la desaparición de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa, con acciones pacíficas, pero también con ataques violentos.
La desaparición de los estudiantes ha generado numerosas manifestaciones en el país, la mayoría de ellas pacíficas, aunque se han registrado brotes violentos contra entidades oficiales en Guerrero y Ciudad de México.
Según la investigación de la fiscalía, los 43 estudiantes fueron detenidos por policías el 26 de septiembre en Iguala y entregados al cártel Guerreros Unidos en una noche en la que seis personas murieron en ataques a tiros ordenados por el entonces alcalde, José Luis Abarca, detenido la semana pasada.
De acuerdo con el testimonio de tres miembros del grupo criminal, los jóvenes fueron asesinados e incinerados por órdenes del líder de Guerreros Unidos, Sidronio Casarrubias, quien creyó que eran miembros del grupo rival Los Rojos.
Sin embargo, la fiscalía seguirá considerando desaparecidos a los jóvenes hasta que las pruebas genéticas a los restos humanos hallados en el municipio de Cocula, vecino a Iguala, confirmen si son los jóvenes de Ayotzinapa.
EFE
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