"A veces adora lo foráneo y desprecia sin pudor lo propio. Es paradójico pero el Perú es así. A veces se olvida de lo mejor que tiene y se acuerda de lo que importa, poco", dice el historiador.
Pablo Macera es una figura que sorprende, su prosa nos puede recordar a Quevedo. Un hombre muy directo muy claro, un gran conversador.
“Tremendo país el nuestro pero contradictorio, más que la vida misma. A veces adora lo foráneo y desprecia sin pudor lo propio. Es paradójico pero el Perú es así. A veces se olvida de lo mejor que tiene y se acuerda de lo que importa, poco”, dice.
Su pasión por el arte popular le ha permitido dedicar más de 30 años de su vida a conocer, viajar, investigar, escribir sobre la comunidad shipiba.
“Todo poblador peruano necesita una muleta para la palabra, la palabra por si sola no es suficiente”
Comparte esta noticia