En este escenario, el ministro de Salud volvió a proponer que se restringa la vida social, pese a que esas medidas son criticadas por el presidente Jair Bolsonaro.
El coronavirus sigue avanzando a un ritmo aún lento pero firme en Brasil, donde hasta este viernes la cifra de fallecidos se sitúa en 359 y la de casos confirmados asciende a 9,056, informó el Gobierno.
En relación a la víspera, el boletín del Ministerio de Salud mostró este viernes un aumento de 60 muertes y de 1,146 casos, lo que ese despacho consideró como "un crecimiento natural" y todavía "suave" de la curva de incidencia del virus, que deberá acelerar en las próximas semanas en este país de 210 millones de habitantes.
En ese marco, el ministro de Salud, Luiz Henrique Mandetta, tocó otra vez la tecla de las restricciones a la vida social, pese a que esas medidas son criticadas por el presidente Jair Bolsonaro, y dijo que ello permitirá, entre otras cosas, "ganar tiempo" para reforzar el equipamiento hospitalario de cara a las próximas semanas.
"De nuevo, la recomendación de disminuir las actividades y toda la dinámica social. No le digo restricción ni cuarentena. Es reducir al máximo el contacto" entre las personas, sobre todo por la enorme dificultad de adquirir equipamientos médicos que en su gran mayoría son producidos en China, dijo Mandetta en rueda de prensa.
"Nuestra peor pesadilla"
"Debemos tener atención redoblada, porque hasta ahora el virus está más presente en las clases media y alta, pero no ha llegado con toda su fuerza a las favelas y barrios obreros", alertó Mandetta.
En Brasil "estamos apenas comenzando el otoño y el invierno (que comenzará en junio) será nuestra peor pesadilla", dijo el ministro en relación al horizonte para los próximos meses.
Antes, los ministros de Economía, Paulo Guedes, y Ciudadanía, Onix Lorenzoni, instaron a todos los poderes de la Nación a "estar unidos" frente a la emergencia que ha plantado la COVID-19.
"Debemos unirnos todos. El Gobierno, el Parlamento y el Poder Judicial, junto con los gobernadores, los alcaldes y todas las autoridades del país", declaró Lorenzoni.
Guedes también reforzó ese mensaje y aseguró que "es momento de dejar atrás todo el ruido" y centrarse en un combate unificado a la pandemia. "Cuando esto pase, podemos volver a pelearnos y discutir, como ocurre en toda democracia", dijo el ministro de Economía.
Ninguno de ellos hizo alusión alguna a las constantes críticas de Bolsonaro a las medidas de restricción y distanciamiento social que recomiendan tanto el Ministerio de Salud como la propia Organización Mundial de la Salud (OMS), que han levantado enormes polémicas en el país mientras la pandemia avanza.
Lorenzoni también aclaró que un subsidio aprobado por el Congreso en favor de los trabajadores autónomos e informales, que debido a las cuarentenas declaradas por gobernadores y criticadas por el jefe de Estado han perdido buena parte de sus ingresos, comenzarán a ser pagados en cuestión de diez días.
La lentitud del Gobierno en la liberación de esa ayuda de 600 reales por mes (unos 120 dólares) y que llegará a 40 millones de trabajadores informales y autónomos también generó críticas, pero según Lorenzoni hubo que salvar ciertos problemas burocráticos.
(Con información de EFE)
Comparte esta noticia