En el mismo anuncio hecho por su esposo, se invitó a los seguidores de la cantante a enviar muestras de apoyo, con la consigna de grabarse con un breve mensaje que diga: "paciencia, Susanita".
La salud de Susana Baca ha mostrado mejoría luego de permanecer internada más de un mes en el hospital Edgardo Rebagliati. La noticia fue confirmada a través de un video donde su esposo, Ricardo Pereira, dijo que la artista ya dejó la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del nosocomio.
"Susanita salió de UCI y está en Cuidados Intermedios. Venció la vida, venció la ciencia, venció la fortaleza, la oración y la fe. Venció la humanidad, vencimos todos los que la queremos; ahora a remar río arriba. Adelante Susanita, artesana del sol", expresó el sociólogo en su mensaje.
En el mismo anuncio, se invitó a los seguidores de la cantante a enviar muestras de apoyo, con la consigna de grabarse con un breve mensaje que diga: "paciencia, Susanita". "Hagámosle un video chiquito, simple, desde tu teléfono... con un hola o lo que quieras decir, cortito… quizás solo un te quiero, pero sí un "paciencia Susanita…", se añadió en la publicación.
Los videos pueden ser enviados a la dirección de correo electrónico: videosusanita@gmail.com La iniciativa busca brindarle a Susana Baca un mensaje de aliento y esperanza mientras continúa su proceso de recuperación.
Susana Baca ofrece su corazón en su libro de memorias
De niña, Susana Baca conoció en casa a su primer escenario, su primer público, sus primeros aplausos. Era la artista de su familia y en las fiestas o reuniones que su madre organizaba la convocaban para que cante algo, con un micrófono hecho con una lata de leche. Fue en su hogar donde le pasó lo más importante que puede pasarle a alguien que espera dedicarse a la música: tener quien la escuche. Su voz, tan suave como el terciopelo, encontró en Carmen de la Colina a su primera impulsora.
"Mi madre es como una fuente para mí. Siempre. Recurro al recuerdo de ella cuando tengo que cocinar, por ejemplo. Ella era una excelente cocinera. Ella me ponía de ayudante. Me hacía cantar para que no me comiera sus ingredientes. Tenía mi boca controlada (ríe)", contó a RPP la artista. "Yo creo que la música estuvo alrededor mío siempre y yo fui de la música desde que nací", añadió.
Recuerdos de este tipo se recogen en Yo vengo a ofrecer mi corazón, el libro de memorias que la ganadora de tres Latin Grammy publicó el 2022 bajo el sello Plaza & Janés.
Desnudar el alma
Largamente planeada, la autobiografía de Susana Baca es el testimonio de cómo se forja una vocación. Pero también el repaso por las luces y sombras de una trayectoria que a lo largo de los años ha contribuido a preservar la música afroperuana más allá de nuestras fronteras. "Las memorias es también un ejercicio de desnudar tu alma", dijo. "Tienes que decir cosas. Yo he dicho cosas en el libro que las he pensado mucho para decirlas, pero pienso que puede servir".
Ese es otro de los propósitos por el que la cantante decidió escribir este libro: para ayudar a que otras personas encuentren en sus páginas una lección de vida. El tono, sin embargo, no resulta aleccionador, sino reflexivo. Como el pasaje en el que relata su experiencia con el consumo de marihuana. "Lo he puesto a propósito, porque puede servir para jóvenes músicos que emprenden esta carrera y tienen todas las tentaciones alrededor", afirmó.
Con una prosa transparente de ritmo sosegado, semejante a la voz de Baca, la narradora es profusa en anécdotas y persigue cierta objetividad en su relato. Si el género autobiográfico suele trabajar con los recuerdos, casi siempre incompletos y poco confiables, la autora de Lamento negro recurre a personas de su entorno cercano para contar algunos hechos. Ahí están, por ejemplo, las palabras de su esposo Ricardo Pereira que narran cómo inició su relación con la cantante, o las de su amiga Chelita Álvarez, que rememoran sus años universitarios.
La fe en la música
Existe una conexión fuerte entre la música de Susana Baca y la poesía. En ello influyó su amistad con poetas como los del movimiento Hora Zero, o Juan Gonzalo Rose, o Alejandro Romualdo, y también sus lecturas. Por eso, desde sus inicios en la música, conserva una afición por interpretar versos. En 1979, por ejemplo, ofreció un ciclo de recitales llamado "Poesía cantada", donde con su voz llevaba a las audiencias poemas de César Vallejo, Pablo Neruda, Carlos Oquendo de Amat, entre otros.
Los años formativos de la intérprete, además, corresponden con una época en la que los artistas buscaban comprometerse con su realidad. Eran los años de la Nueva Trova cubana, del Tropicalismo brasileño, cuando la composición musical respondía a contextos políticos agitados.
Para Susana, en la actualidad todavía hay lugar para el artista comprometido. "Hay los espacios y hay gente joven diciendo lo que siente. Yo la califico como la nueva canción protesta y está en el rap", comentó quien alguna vez colaboró con Residente. "Yo siento que hay una esperanza en eso. Hay jóvenes que se dan cuenta de lo que ocurre, ponen su voz, ponen su palabra. Son conscientes", agregó.
De allí proviene su fe en que la música puede producir cambios. "Regresamos a oír cosas que escuchamos hace 20 años y encontramos que eso nos movilizó internamente para tener consciencia de lo que pasa en el mundo. Escuchar a Fito Páez, a Charly García, a Pablito [Milanés], a Silvio Rodríguez, ver los poemas que se hicieron con la música de Mario Benedetti... eso tiene vigencia permanente, para mí por lo menos", sostuvo.
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