Los mortuorios en los hospitales están llenos, hay extensas filas de carrozas fúnebres en los cementerios y los ataúdes forman torres en las funerarias, imágenes que generan desconcierto, asombro y dolor. Gerentes del rubro funerario afirman que nunca se ha visto una situación similar a la generada por el nuevo coronavirus.
En esta pandemia de COVID-19, la velocidad con que la muerte llegó a hogares de miles de peruanos hizo que el rubro funerario multiplicara sus esfuerzos para seguir atendiendo a estas familias en medio de su dolor.
Desde Campo Fe afirman que nunca se ha vivido una situación similar a la de ahora: se triplicó el número de entierros en sus sedes tras conocerse la primera víctima mortal de la COVID-19 en el país. "En promedio tenemos entre 90 y 100 entierros diarios sumando las dos sedes del camposanto; de estos entierros el 60% pertenece a la venta nueva. Los entierros diarios están compuestos de la venta nuevos de espacios y de la venta anticipada, además no todos son casos COVID-19, muchos fallecen en casa o de otras enfermedades", afirmó Constante Castillo, Gerente Comercial de Campo Fe, empresa que cuenta con 20 años de experiencia en el rubro.
Respecto del proceso de cremación, la empresa donó 100 cremaciones al Ministerio de Salud y otras 100 a EsSalud. A diario la empresa crema 6 cuerpos, de los cuales 4 pertenecen a las cremaciones donadas a estas dos instituciones. Los protocolos de la muerte impuestos por esta enfermedad no permiten a los deudos despedirse dignamente de sus familiares. Campo Fe, a través de sus redes sociales, transmite a diario misas virtuales en vivo para resarcir en algo el dolor del duelo.
El último viaje
En la funeraria Piedrangel, conocida por su equipo de recogedores de cadáveres en Lima y Callao, se han recogido desde el inicio de la cuarentena 1 500 cuerpos, mientras que se registran entre 100 y 120 cremaciones diarias. El gerente de la funeraria, Roberto Gonzáles, detalla que la realidad se ha tornado muy complicada, pero que ninguno de sus trabajadores ha contraído el virus debido a los cuidados que tienen en el recojo, preparación y traslado de cadáveres.
"Tenemos 3 turnos, madrugada, mañana y noche. Hasta ahora no hay contagiados, los 24 recogedores de cadáveres que tenemos usan trajes de bioseguridad, a algunos ciudadanos venezolanos que trabajan con nosotros les damos hospedaje y alimentación, pues no la tienen; a otros los recogemos desde sus casas y así también evitamos el contagio, pues no usan el transporte público" añadió.
Ante la elevada demanda, el crematorio se ha visto en la necesidad de ampliar su frigorífico para almacenar los cadáveres hasta que llegue el turno de cremarlos. El potente horno con el que cuentan se encuentra en Chorrillos. Además, los hermanos Gonzáles, dueños de este negocio, fabrican las bolsas para proteger el cadáver, los ataúdes y las urnas donde se guardarán las cenizas. Muchas historias de dolor han tenido lugar en el exterior de su funeraria, sobre todo de familiares que no terminan de aceptar la pérdida de seres queridos.
Ante la prohibición de una despedida digna, cuentan que les ofrecen más dinero por ver por última vez el rostro de sus seres queridos, ellos no acceden pues pondrían en peligro la salud de los deudos ante un posible contagio de la COVID-19. También se ha dado el caso de familias enteras contagiadas con el virus, por ello la funeraria traslada las cenizas hasta el lugar donde vivió el fallecido.
Sin poder decir adiós, miles de personas se encuentran ahora mismo afrontando la pérdida de sus familiares. Desde el Cementerio Jardines de la Paz se usa el soporte digital para que los deudos participen y simulen lo que sería una tradicional despedida, pues solo se permite la presencia de 2 familiares de víctimas con COVID-19 durante el proceso de cremación o inhumación. "Hemos puesto a disposición de los familiares un link a través del cual ellos pueden ver la transmisión del evento funerario en directo y decidir a quién invitar a la transmisión. Podrán ingresar más de 100 personas vía online y participar de una despedida a su ser querido”, dijo a RPP Noticias Javier Serván, gerente general de Jardines de la Paz.
En estos momentos la empresa, con 27 años de servicio en el rubro funerario, se encuentra cerca de llegar al límite en el servicio de cremaciones. "Hemos incrementado nuestros horarios trabajando las 24 horas del día en nuestro crematorio. En enero se cremaban 11 fallecidos diarios, actualmente estamos cremando 25 fallecidos al día. Hemos tenido 157 cremaciones vinculadas a COVID-19". Por el acelerado crecimiento en el número víctimas mortales, es imposible parar, afirman desde Jardines de la Paz, donde también cuentan con un personal asignado al recojo de cadáveres en viviendas. "Ciertamente esta situación nos ha obligado a que nosotros nos adaptemos para que podamos responder con la gran demanda que estamos teniendo".
Elena Soriano, Gerenta de la Funeraria San Isidro, cuenta a RPP Noticias que, en sus 25 años de experiencia en el rubro, nunca había visto una situación similar: "Antes había cinco muertos al día, pero ahora hay 60 fallecidos en el hospital, los carros están formando colas afuera y a veces nos hacen esperar 2 o 3 horas porque no encuentran al cadáver".
Así como en otras funerarias, en la Funeraria San Isidro el trabajo también se ha duplicado: "Asistimos en cremaciones y entierros, trabajamos todo el día, el personal recoge cadáveres siempre con su traje de seguridad, al día se cambian 4 o 5 veces. Al día tengo un promedio de 50 llamadas, pero no a todos los podemos atender" añade Elena Soriano, quien ha sido testigo del dolor de los deudos al no poder ver por última vez a sus seres queridos: "Los familiares me imploran abrir la bolsa donde se encuentra el cadáver y ver la cara, incluso me ofrecen dinero adicional. He visto a la gente realmente quebrarse, pero les hago entender que por seguridad no se puede participar, por ejemplo, en los crematorios solo ingresan hasta la puerta, la gente está resignándose a la situación", dijo.
A la fecha el nuevo coronavirus ha dejado 5738 víctimas mortales en el Perú, sin embargo, se calcula que el subregistro de muertes durante el estado de emergencia estaría cerca de llegar a los 20 mil fallecidos.
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