Un reciente informe de Proética no solo confirma que la ciudadanía percibe la corrupción como uno de los problemas más graves del país, sino que también expone una profunda crisis de confianza hacia las principales instituciones públicas. Más detalles en el siguiente informe.
En el Perú, muchas prácticas irregulares se han vuelto parte de la rutina diaria. Por ejemplo, ofrecer seguridad policial a negocios privados usando patrulleros del Estado, acelerar trámites municipales a cambio de una coima o, incluso, archivar investigaciones fiscales mediante sobornos. Situaciones que ocurren tan seguido que muchas veces llegan a parecer normales.
La pregunta es: ¿en qué momento toleramos que la corrupción forme parte de la vida pública?
El historiador Alfonso Quiroz, en su libro Historia de la corrupción en el Perú, recuerda que este problema viene de lejos. Explica que ya en la época colonial existían conductas corruptas dentro del poder. Y señala: cuando las instituciones son débiles, la corrupción crece, y cuando esta crece, las instituciones se vuelven aún más frágiles. Así se crea un círculo vicioso que mantiene este problema en el tiempo.
La decimotercera Encuesta Nacional sobre Percepciones de la Corrupción en el Perú de Proética revela que la corrupción es actualmente -junto con la delincuencia- el principal problema del país para el 67 % de los peruanos. Además, el 88 % de los encuestados cree que la corrupción ha aumentado en los últimos cinco años.
José Luis Gargurevich, director ejecutivo de Proética, indica que los principales factores que explican esta percepción ciudadana sobre la corrupción son la desconfianza y la desesperanza en que este panorama mejore.
“Lo que es posible que esté afectando esa percepción tiene que ver también con el desánimo y la desconfianza, que es producto del pesimismo, digamos, que se ha instaurado también en la ciudadanía. Es decir, este es un fenómeno que lo que advierte es que los ciudadanos estamos desafectos, desconectados de la posibilidad del cambio”, sostuvo.
Según el informe de Proética, haber alcanzado este pico en los niveles de percepción de corrupción ha hecho que la confianza de los ciudadanos hacia las instituciones del Estado colapse.
El Congreso, considerada la institución más corrupta
Esta percepción también se refleja cuando se pregunta a la ciudadanía cuál es la institución que considera más corrupta en el país. De acuerdo con el estudio de Proética, el Congreso de la República aparece en primer lugar: un 85 % de peruanos lo señala como la institución más corrupta. Le siguen la Fiscalía de la Nación, con 35 %, y luego el Poder Judicial y la Policía Nacional, ambos con el 33 %.
Paradójicamente, son estas mismas entidades las que los peruanos esperan que lideren las acciones contra la corrupción.
Para el excontralor general de la República Fuad Khoury revertir esta percepción no será sencillo. Advierte que será difícil recuperar la confianza si no se impulsa un cambio más profundo, uno que realmente enfrente las causas del problema.
“¿Qué debe pasar para que las instituciones como el Congreso y otras instituciones recuperen credibilidad? Va a pasar mucho tiempo si es que no ingresamos en un real cambio cultural hacia un escenario de educación en valores. Esto requiere un esfuerzo educativo de muy alto nivel en valores”, manifestó.
La Encuesta Nacional sobre Percepciones de la Corrupción en el Perú de Proética revela, además, que el 64 % de los encuestados cree que los peruanos son corruptos, aunque ellos mismos, en un 89 % se consideran honestos. Esto genera un fenómeno que Proética describe como "externalización": responsabilizan a las instituciones o a los políticos, pero casi nunca a ellos mismos.
Denise Ledgard, oficial de Gobernabilidad Democrática del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), precisa que el tema de la corrupción trasciende las instituciones públicas y abarca otros aspectos que se derivan de ella.
“Además, también, hay una transversalidad del problema de la corrupción con otro tipo de problemas. Si uno habla de la delincuencia, uno habla de la extorsión, uno habla de cualquier otro problema de política pública, hay un componente de corrupción muy grande, ¿no? De la ineficacia del Estado, digamos, en obras públicas, en el problema de la prestación de servicios al ciudadano. Hay un componente de corrupción importante”, sentenció.
Los resultados del estudio de Proética muestran que la percepción de la corrupción es un problema que no solo está asociado a casos específicos, sino también a la forma en que los ciudadanos interpretan estas prácticas y a quienes les atribuyen las responsabilidades, según concluye Jose Luis Gargurevich.
“Creo que los ciudadanos ahora son más conscientes de que la corrupción afecta su vida cotidiana, afecta su economía, pero ahora revelan de manera más explícita que también distorsionan la democracia. Porque lo que dicen es esto está afectando la confianza que yo tengo al Estado, a las instituciones, a las autoridades”, sostuvo.
La percepción de la corrupción en el Perú, tal como revela el informe de Proética, es un problema que transciende los casos individuales y expone una profunda crisis de confianza ciudadana en las instituciones. Comprender este panorama resulta clave para enfrentar el problema por parte de las autoridades y la sociedad.
Noticias, entretenimiento en vivo, debates intensos sobre fútbol y más. ¡Entra ya! 👇