Se han reportado casos en Arequipa, Lima, San Martín, Áncash, La Libertad, Cusco y Puno.
Los casos de Juanita Mendoza y Eyvi Ágreda evidencian la "crueldad y ferocidad" con la que los agresores atacan a las mujeres en el país, advirtió la Defensoría del Pueblo.
Según un estudio del organismo autónomo, durante el 2017 y lo que va del 2018 se registraron cuatro feminicidios por quemaduras en Arequipa; en Lima, dos; y en San Martín, Áncash, La Libertad, Cusco y Puno, un caso en cada región.
En total, 17 mujeres atacadas cruelmente con combustible para dañarlas severamente y 11 de ellas murieron.
La Defensoría ha identificado también nueve ataques contra mujeres en estado de gestación. Algunos de ellos con la finalidad de interrumpir el embarazo y que terminaron con la muerte de las víctimas. En Lima, La Libertad y Lambayeque se reportó un caso en cada región. En otros seis casos las gestantes lograron sobrevivir.
La cultura patriarcal
La psiquiatra Martha Rondón indicó que un factor que diferencia los feminicidios de otro tipo de homicidios es el uso de violencia extrema para producir la muerte. "El feminicidio es una expresión más de la cultura patriarcal, por lo tanto, el cambio cultural en busca de la construcción de una sociedad igualitaria es de la máxima prioridad", señaló.
La especialista explicó que la violencia siempre tiene un objetivo: el uso de la fuerza para lograr el control de la persona o satisfacer una necesidad o deseo, ya sea material o sexual.
Para el defensor del Pueblo, Walter Gutiérrez, estos casos son una muestra de la gravedad de la violencia contra las mujeres en el Perú. Tan solo entre enero y mayo del presente año, se produjeron 66 casos de feminicidio, representando un aumento del 41% en relación con el año pasado.
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