Concurso de Marinera 2019 | Los Caballero Díaz, la apasionada familia que se une por el baile nacional

Mariana, Santiago y Blanely son tres hermanos limeños que cuando estaban en el vientre, posiblemente ya escuchaban los acordes de marinera en casa. Llegaron al mundo rodeados de pañuelos, elegantes vestidos e impecables camisas y pantalones, y a medida que crecían en estatura, el baile nacional cautivaba sus corazones.

Estos chicos de 9, 14 y 23 años marcan los días en el calendario y no ven las horas de viajar desde la capital de Perú a la ciudad norteña de Trujillo, la Capital de la Marinera, donde se organiza el concurso nacional y mundial (inició el 20 de enero y culmina el 27 del mismo mes). Esto es una locura que no surge de la nada. Hay alguien detrás de todo. Elizabeth Díaz y Enrique Caballero. Sus padres.

"Mi mamá baila marinera (amateur) y nos enseñó hacer lo mismo a mis hermanos y a mí. Ella, principalmente, nos transmitió esta pasión",  revela a RPP Noticias Mariana, la menor de todos, rodeada de su familia, durante el receso de los ensayos que realiza para dar lo mejor de sí este viernes en la semifinal de la categoría de Infantes en el coliseo Gran Chimú. 

"Logré mi meta al clasificar a la semifinal y no importa si no gano", subraya esta niña que luego de sus clases escolares en el distrito limeño de Pueblo Libre dedica varias horas a practicar pasos como el cepillado y los desplazamientos. A un costado, su hermano Santiago irradia felicidad porque los tres lograro pasar a la semifinal en sus respectivas categorías.

"Esto es un reto y pondremos todo nuestro esfuerzo", promete este  joven que se alista para competir en Noveles tras recibir las instrucciones del profesor "Chino" Terrones. Blanely, la mayor de todos, lucirá su garbo en la categoría Adultos.

Los hinchas número 1

Desde la tribuna, los padres Elizabeth y Enrique sufren, saltan de alegría y se muestran ansiosos con el veredicto del jurado. Una adrenalina que la viven en carne propia en enero desde hace tres años en tierras trujillanas.

"Desde que yo era niña, me gustó la marinera. Mi familia siempre nos incentivo. Mis hermanos la bailan. Es una danza que inculqué a mis hijos y nunca pensé que ellos iban a tomarlo como una competencia", confiesa Elizabeth Díaz.

Su esposo afirma que la compañía de los padres a sus hijos es fundamental para encaminarlos hacia la formación de sus capacidades. "Es la tercera vez que mis hijos participan en el concurso en Trujillo. Más allá de los premios, les inculcamos a disfrutar de lo que hacen", aconseja.

Y así, con el paso del tiempo, Trujillo se volvió en el segundo hogar para esta familia que cada año viaja en su auto desde Lima para vibrar con la "Concheperla" o "Marinera de corazón", así como otros miles de aficionados, profesionales y seguidores de esta manifestación cultural.