Tras dos años de El Niño Costero, los moradores de Mampuesto aún tienen que soportar el fétido olor en los cúmulos que cubren las calles.
Trujillo se encuentra en alerta ante las inminentes lluvias producto de un nuevo Fenómeno El Niño que recuerda a la población los siete huaicos que arrasaron viviendas, destruyeron artefactos y afectaron la salud de miles de personas en marzo de 2017.
Mampuesto es uno de los sectores de la ciudad cuyos vecinos se estremecen de solo recordar las lluvias y donde los vecinos temen con desesperación que pueda ocurrir lo mismo que ese año, cuando Trujillo quedó sumido en el lodo y desabastecido de agua potable.
"Nosotros somos el sector más vulnerable de Trujillo, es decir, somos los que le ponemos el pecho a los huaicos y es el colmo... Ahí hay gran cantidad de la descolmatación de los huaicos y ya se presagia que van a venir de nuevo. Y la pregunta es: Por Dios, ¿hasta cuándo, autoridades, vamos a tener que pagar el coste social de la naturaleza? ¡Intervengan! ¡Ayúdennos por favor!", exclama el alcalde vecinal de Mampuesto, Gerardo Reyes.
Es el territorio vecinal N° 28 de Trujillo. Este lugar, y sobre todo su cementerio, es conocido por ser prácticamente arrasado por los huaicos del Fenómeno El Niño en el año 1998; algunos restos incluso llegaron hasta la plaza de armas.
Con el Niño Costero de 2017 no fue tan distinto. Mampuesto, al estar ubicado en el cauce natural por el que discurren las aguas de la quebrada San Ildefonso, se convierte en una de las zonas más vulnerables pero también olvidadas de la ciudad.
RPP Noticias comprobó que a los costados de la avenida Los Laureles reposan al menos siete toneladas de lodo seco, arena y restos de basura arrastradas por los huaicos. A casi dos años de este fenómeno, el lugar sigue tan sucio y convertido en un muladar, incluso, sin importar que a metros hay viviendas y un jardín de niños.
La junta vecinal solicitó con documentos a la empresa Veolia, encargada de la limpieza pública en Trujillo, retirar esta acumulación de basura pero su pedido fue ignorado. Reyes asegura que a los restos del alud, se suman desperdicios de la fabricación de calzado que, según dijo, son nocivos por los componentes químicos de los materiales.
"Todos los días retiramos polvo, tierra, basura con olores fétidos... Estamos dentro del distrito de Trujillo, contribuimos igual que otras urbanizaciones pero no somos atendidos, pedimos a las autoridades que pongan su mirada acá también", demandó el vecino Ángel Carrión Quiñones.
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