Tres especialistas comentan sobre los temas críticos que el nuevo alcalde capitalino conocerá de cerca hasta el término del 2022. El reto estará en reducirlos.
Jorge Muñoz Wells juró como alcalde de Lima Metropolitana el último 2 de enero y, con él, se terminó la gestión de Luis Castañeda Lossio, quien fuera burgomaestre de la comuna capitalina en tres oportunidades. La nueva autoridad deberá ocupar el cargo por el periodo 2019-2022, enfrentándose a los principales problemas que aquejan a Lima año tras año.
La inseguridad ciudadana, el caótico transporte público y la acumulación de basura son los tres ítems que mantienen a los limeños más insatisfechos, de acuerdo con el informe 2018 de Lima Cómo Vamos sobre la percepción de la calidad de vida en la ciudad.
La encuesta muestra que un 81.1% de 1,920 personas consultadas considera a la delincuencia como el primer flagelo de la capital. En segundo lugar, con 49.4%, está el desorden vehicular público. En cuarto lugar, con un 28.8% está la falta de limpieza pública y acumulación de desechos. Este problema es solo superado con 29.9% por la corrupción de funcionarios.
Los peligros de la ciudad
Wilson Hernández, investigador de la Universidad de Lima, explica que la percepción de inseguridad no ha variado mucho con el paso de las últimas gestiones municipales. “No ha habido grandes cambios. Los temas que debieron haberse resuelto hace ya mucho tiempo son la erradicación de los mercados de piezas robadas, la identificación de puntos de riesgo en la ciudad y la capacitación de serenos para un mejor servicio y cobertura”.
El académico advierte que el nuevo alcalde de Lima deberá mejorar e innovar en la estrategia frente a la delincuencia, pues de nada contribuirían más patrulleros y cámaras de seguridad si no existe un sistema de acción integrado. “Es un tema de voluntad política porque, si bien las acciones se comparten entre la Policía, las municipalidades y los demás actores del Sistema de Justicia, el alcalde de Lima es el jefe del Consejo Provincial Metropolitano de Seguridad Ciudadana y, en esa mesa, reúne también a esos representantes. Por tanto, el plan debe ser integrado y promover ideas novedosas, pues las de siempre no han funcionado”.
El desorden en el transporte masivo
El 28 de diciembre de 2018 fue publicada en el diario oficial El Peruano la Ley N° 30900, que crea la Autoridad de Transporte Urbano para Lima y Callao (ATU). Esta absorberá a la Autoridad Autónoma del Sistema de Transporte Masivo de Lima y Callao (AATE) y será conformada por ocho miembros, siendo tres de ellos representantes de la municipalidad de Lima. Este Consejo Directivo será fiscalizado por la Comisión de Transportes del Congreso de la República.
El abogado y presidente de la ONG Luz Ámbar, Luis Quispe Candia, señala que con la implementación de la norma, la alcaldía de Lima se desentenderá de la gestión del sistema de transporte público e infraestructura vial. “[Muñoz] solamente deberá designar a sus tres representantes como voceros de la municipalidad en el Consejo Directivo de la ATU. La alcaldía ya no tendrá competencia porque se está designando a un grupo de autoridades que se enfocará de lleno en el problema. La norma nace de la necesidad de acabar con la congestión”.
El especialista, sin embargo, reconoce que una ley no necesariamente garantiza una solución, por lo que la voluntad política y la correcta selección de funcionarios serán claves. “Ninguna ley, de por sí, soluciona los problemas. Son los gestores y los políticos sobre quienes depende que la norma se cumpla y tenga resultados o no”.
Las toneladas diarias de basura
En la región Lima existe un total de cuatro rellenos sanitarios. Dos de ellos -el de El Zapallal (ubicado en Carabayllo) y el de Portillo Grande (ubicado en Lurín)- son administrados por la Municipalidad de Lima Metropolitana y actualmente se encuentran en concesión a la empresa Innova Ambiental. Estos rellenos funcionan como lugares de disposición final de las casi ocho mil toneladas de basura que diariamente recogen los camiones recolectores en los diferentes distritos de la ciudad. En los rellenos está prohibida la segregación con fines de reciclaje, por lo que todo lo que llega está destinado a ser compactado y enterrado, incluidos plásticos, papeles y vidrios que -con un proceso diferente- podrían reaprovecharse.
El coordinador de Residuos Sólidos del Organismo de Evaluación y Fiscalización Ambiental del Ministerio del Ambiente, Ericson Huamán Cruz, advierte que cerca del 20% de la basura que se acumula en los rellenos del país es inórganica y podría reciclarse. “De ese 18.7% solo se aprovecha el 3.4%. Efectivamente, la gran cantidad se va a los rellenos”, afirma.
Huamán recuerda, sin embargo, que es responsabilidad de los generadores de residuos sólidos -es decir, de los vecinos- realizar la segregación de elementos reciclables y que luego está la obligación de las municipalidades. “La separación debe realizarse en la fuente o las casas. Nosotros deberíamos realizar la segregación y la Municipalidad para esto tiene que hacer la recolección selectiva de los residuos”. El funcionario calificó como “ideal” un sistema más efectivo, implementado desde las comunas.
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