La difusión de información falsa se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los países que buscan fortalecer la democracia por el peligro que representa en la manipulación de la opinión pública. Pero, ¿qué ocurre cuando este fenómeno escala en la política y cómo impacta en los ciudadanos?
Gobierno
¿Cómo impacta la desinformación y las noticias falsas en la política y la democracia de un país?
En diversos países se han encendido las alarmas por la práctica cada vez más frecuente de la desinformación. Esta consiste en difundir intencionalmente contenido falso para influir en la opinión de los ciudadanos, distorsionando lo que ocurre en la realidad.
En América Latina, los líderes políticos han promovido la difusión de información falsa o engañosa para atacar a sectores de oposición, generando mayor división en la población de forma muy riesgosa, precisa Fátima Martínez, doctora en Periodismo con especialización en Periodismo Digital de España.
"El error de muchos políticos es caer en el discurso del odio y enfrentarse contra los periodistas. Esto lo he visto en Colombia con [Gustavo] Petro, por ejemplo. En el año 2016, [Donald] Trump fue el que nos enseñó qué era el discurso del odio, qué era usar las redes sociales contra los periodistas. A partir de ahí, se ha generado una serie de polarizaciones en el mundo que lo hemos llevado al extremo y esto es un peligro", señala.
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Que las prácticas de desinformación escalen a nivel político podría generar graves consecuencias para la democracia de un país, advierte María del Carmen Fernández, investigadora del Departamento de Medios y Cultura Digital del Tecnológico de Monterrey, en México.
"La desinformación es un tipo de violencia y puede llegar a tener efectos fatales. Ha generado incluso ataques a la libertad de expresión, a periodistas, a derechos fundamentales, a abonar a la discriminación, al discurso de odio. En el caso de las narrativas polarizantes, hablamos de violencia verbal que después puede traducir en violencia física hasta llegar al ataque contra la vida de una persona", sostiene.
Redes más utilizadas para desinformar
Los ciudadanos están expuestos a contenidos falsos en diferentes espacios que podrían terminar afectando no solo su confianza en la información que ofrecen fuentes oficiales, sino en el papel que cumplen las instituciones públicas y qué opinión tienen de sus autoridades.
¿Cuáles son las principales plataformas donde se difunden desinformación actualmente? Alberto Fernández, jefe de Programa de Digitalización y Democracia de Idea Internacional, responde:
"Muchos de los orígenes de las narrativas están en plataformas cerradas como WhatsApp, Telegram. La difusión posterior se da en plataformas abiertas: Twitter o X, desde que lo compró Elon Musk, se ha convertido en un altavoz de amplificación de ciertos discursos políticos, perdiendo su utilidad como red social. Otra plataforma es TikTok y, por último, la que quizás tenga más influencia es YouTube", indica.
Sobre este punto, María del Carmen Fernández coincide en señalar a TikTok como una de las plataformas donde no se regular el contenido que se comparte y que carece de mecanismos para identificar noticias falsas.
"YouTube también está bastante abierto con la posibilidad de difundir vídeos descontextualizados o también sacados de contexto o teorías de la conspiración. Y X es una plataforma muy difícil también de seguir y de verificar porque la propia plataforma tiene restricciones en contra de la transparencia de su uso", comenta.
¿Cómo hacer frente a la desinformación en medios digitales?
La creación de marcos normativos para regular el tipo de información que se difunde en redes sociales podría no solo generar un espacio seguro para los usuarios, sino también para quienes usan la información que brindan estas plataformas en investigación y en educación, precisa Fernández.
"Debe de haber un consenso dialogado de distintos factores, de distintos actores también, de distintas partes que abonen a un uso responsable, con responsabilidad social de estas plataformas", sostiene.
Si bien, en un mundo globalizado, puede resultar difícil regular la información que se difunde en redes sociales, las autoridades deben crear normas que permitan sancionar a los responsables de prácticas de desinformación y detectar sus fuentes de financiamiento, recalca por su parte Fernández Gibaja.
"No tenemos que centrarnos en regular el contenido o en comprobar el contenido, sino en los mecanismos que hacen que ese contenido se amplifique de manera artificial y llegue además a mucha más gente y domine el debate público", expresa.
Los ciudadanos debemos estar alertas a los contenidos que se difunden en redes sociales para evitar caer en noticias falsas. Corroborar la información a través de fuentes oficiales es clave para fomentar el debate y la tolerancia en una sociedad democrática.
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