Ha tenido que llegar un virus que ya ha cobrado casi 50,000 vidas a nivel nacional, para que recién los responsables del gobieno dejen de mirar a un lado, como si con ellos no fuera la cosa, y, obligados por las circunstancias vean la penosa y preocupante realidad del sistema de salud pública, olvidado en una sala de espera durante las últimas dos décadas.
Pero el hecho de que la pandemia los haya hecho ver la cruda realidad no significa que vayan a hacer algo. Si no pueden asegurarle una vacuna a todos los peruanos, menos podrán realizar una gran reforma estructural para que todos tengamos acceso real y rápido a una salud pública de calidad, sin distinción alguna.
La imagen del humilde trabajador haciendo una larga cola durante 24 horas para adquirir un balón de oxígeno, que en realidad es un día de vida para su esposa contagiada con Covid 19, visualiza la realidad de nuestro desatendido sistema de salud: La gente tiene que llegar al hospital con su propio oxígeno para asegurarse un día más de vida. Esto no puede ni debe seguir así.
La prioridad de nuestro "Plan Rescate 2021" es cercar y controlar la pandemia, a través de la detección de personas infectadas con la aplicación de pruebas moleculares, 70 mil diarias; atendiendo de forma focalizada a los infectados y sus familiares en sus domicilios. También implementaremos un programa universal y rápido de aplicación masiva de vacunas para controlar al virus.
Pero este no será un esfuerzo aislado. Será parte de la reforma integral del sistema de salud, que abordaremos de forma estratégica. Comenzaremos mejorando el nivel de atención de pacientes, otorgando citas prontas para evitar largas horas en una cola. Y para ello se contará con el personal de salud necesario.
Con una red interconectada de centros de atención primaria, descongestionaremos los hospitales de media y alta complejidad como Rebagliati, Loayza o Sabogal. Incidentes menores que los saturan, serán atendidos en centros de atención primarios.
Vamos a iniciar un shock de construcción y equipamiento de hospitales de baja, media y alta complejidad. No más centros de atención médica temporales, sino hospitales debidamente edificados, implementados con plantas de oxígeno y que incluyan la telemedicina, para asegurar un tratamiento compatible con la medicina moderna. Se incrementará las camas hospitalarias y la articulación territorial del tercer nivel de atención en los ámbitos regional, macroregional y nacional.
Ampliaremos el financiamiento en salud, pero a la vez mejoraremos la capacidad de gestión del sistema público, incluyendo la gestión del gasto. Desarrollaremos las capacidades gerenciales de los funcionarios de Salud. Con una serie de reformas institucionales avanzaremos hacia la Seguridad Social Universal, en el marco del Acuerdo Nacional.
Reformularemos el rol sancionador de SUSALUD, privilegiando la prevención. Impulsaremos la actividad científica de investigación, otorgando fondos del sector público, empresarial y de fundaciones nacionales e internacionales.
Solo con mano dura se podrá ejecutar un gran shock de inversión en el sistema de salud, más aún en el contexto actual. En lugar de que la gente vaya a los hospitales -como sucede ahora- a exigir que les entreguen a sus familiares internados, porque mejor atendidos van a estar en su casa; la gente merece tener la tranquilidad y seguridad que solo le puede dar un sistema de salud eficiente.
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