Fabricantes chinos integran modelos de lenguaje tipo ChatGPT en robots sexuales, prometiendo interacciones más realistas y conexiones emocionales para agosto de 2025.
China está a punto de dar un salto sin precedentes en la industria de los robots sexuales, con una nueva generación de dispositivos impulsados por inteligencia artificial que prometen transformar la interacción humano-máquina.
Starpery Technology, líder en la fabricación de muñecas sexuales con sede en Shenzhen, se encuentra en la vanguardia de esta revolución tecnológica.
La empresa está desarrollando su propio modelo de lenguaje grande (LLM) para crear compañeros robóticos capaces de mantener conversaciones significativas y responder tanto vocal como físicamente a las interacciones humanas. Según indicó Evan Lee, CEO de Starpery, al South China Morning Post, los primeros prototipos estarán disponibles en agosto de este año, marcando un antes y después en la industria.
A diferencia de las muñecas tradicionales, limitadas por esqueletos metálicos y respuestas básicas, esta nueva generación incorporará sensores avanzados y sistemas de IA que permitirán reacciones más naturales y orgánicas. El énfasis está puesto en la conexión emocional, superando las simples capacidades conversacionales de modelos anteriores.
China liderando un particular nicho de robótica
El mercado chino lidera el consumo global de estos productos, superando las ventas combinadas de Estados Unidos, Japón y Alemania. A pesar del conservadurismo social característico del país asiático, las grandes ciudades chinas muestran un poder adquisitivo y una apertura mental que supera a muchos mercados europeos.
Sin embargo, el camino hacia la perfección tecnológica enfrenta desafíos significativos. La capacidad de las baterías y el desarrollo de músculos artificiales son los principales obstáculos técnicos. Los ingenieros trabajan para reducir el peso de los robots. Actualmente han logrado bajar de 40 a 29 kilogramos en modelos de 172 centímetros, mientras buscan soluciones para mejorar la autonomía energética y la naturalidad de los movimientos.
Starpery no solo apunta al mercado erótico; su hoja de ruta incluye el desarrollo de robots de servicio para 2025, diseñados para asistir a personas con discapacidades y brindar cuidados geriátricos. Para 2030, la compañía proyecta que estos robots podrían incluso realizar trabajos peligrosos, protegiendo vidas humanas.
El aspecto económico también juega un papel crucial. Con precios que rondan los US$1,500, significativamente más bajos que los US$6,000 que cuestan modelos similares en Estados Unidos, Starpery aprovecha su ubicación estratégica en Guangdong, el mayor centro de producción mundial de productos para adultos.
No obstante, el avance tecnológico trae consigo preocupaciones éticas significativas. Expertos advierten sobre los riesgos de difuminar los límites del consentimiento y reforzar estereotipos de género negativos. Además, existe preocupación por el impacto en las relaciones humanas auténticas y los potenciales problemas de privacidad asociados con el uso de IA.
La Academia China de Tecnología de Información y Comunicaciones ha señalado en su informe de 2023 los riesgos potenciales de estas tecnologías, incluyendo desafíos a la autonomía humana y posibles violaciones de privacidad en el entrenamiento de IA generativa.
Mientras otras empresas chinas como WMdoll y EXdoll también se suman a esta carrera tecnológica, el sector se prepara para una transformación radical que podría redefinir la interacción entre humanos y máquinas.
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