El proceso de licitación para ejecutar los proyectos de instalación de Banda Ancha es un trámite necesario para reducir la brecha digital en el país. Los consorcios que se adjudicaron la buena pro en las obras tendrán un enorme reto.
En pleno 2018, el reto de la brecha digital es un tema prioritario a nivel global. De acuerdo con reportes del World Economic Forum, este año hemos logrado conectar a la mitad de la población mundial, y es una estadística que encuentra mucho eco en sociedades centralistas como la peruana, en donde aun tenemos que lidiar con tasas de conexión muy bajas en la sierra y selva del país.
Para tener una idea concreta, menos del 30% de hogares peruanos contaba con una computadora en casa y acceso a Internet, según el Instituto Nacional de Estadística e Informática al cierre del 2017. Si desagregamos por zonas este acceso, Lima tiene una cuota de 57,6%, mientras que las otras zonas urbanas superan solo el 25% de hogares conectados. Y si en Lima uno de cada dos hogares tiene conexión a la red, y en capitales de provincia uno de cada cuatro, en zonas rurales es uno de cada 50.
Ojo que, hasta ahora, solo nos referimos a la disponibilidad del servicio y el acceso de las familias. No hemos hablado, ni de cerca, de la velocidad de conexión en el país. De acuerdo con reportes de Open Signal, la velocidad del servicio de Internet se mantiene en 10.4 megabits por segundo en domicilios. SI bien hay planes más y menos veloces, es la velocidad promedio que los usuarios peruanos tenemos. Incluso, nuestra velocidad de subida desde plan de datos es mayor.
Hasta aquí, queda claro que algo debemos hacer. Y la licitación de los seis proyectos regionales para banda ancha es un tema importante.
¿Cómo se desarrolló la red dorsal de fibra óptica?
Desde 2012, el Perú viene venido implementando un tendido de fibra óptica en beneficio del Estado, empezando con la costa peruana y añadiendo accesos hacia la sierra y la selva. En junio de ese año, la Ley 29904 que promociona la banda ancha y la construcción de la Red Dorsal Nacional de Fibra Óptica buscó impulsar el desarrollo y masificación del servicio de banda ancha en todo el territorio nacional.
Desde 2014, el Estado Peruano cerró un contrato con la empresa Azteca Comunicaciones Perú. De acuerdo con reportes publicados en el portal del MTC, esta empresa cumplió con la entrega de una red de transporte con 13,500 kilómetros de fibra óptica instalada, conectando a 22 capitales de región y 180 capitales de provincia a nivel nacional. Esta red ha sido concluida en 2016, fecha en que se inició el enrutamiento de señales a las 29 empresas que postularon inicialmente a las concesiones para el servicio de banda ancha.
En términos prácticos, la infraestructura para desplegar la banda ancha ha sido colocada y monitoreada por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, desde el contrato celebrado con Azteca hasta la licitación de los proyectos para el servicio.
Con una infraestructura consolidada, el paso siguiente es garantizar el servicio. Desde que estas 29 empresas de telecomunicaciones tuvieron acceso a la red dorsal, comenzaron a trabajar en la distribución de banda ancha sobre esta “carretera de fibra” instalada. Este proyecto comprende tres ejes principales de cobertura, que comprenden:
Zona Norte: Amazonas, Cajamarca, Lambayeque, La Libertad, San Martin y parte de Ancash y Huánuco. Beneficiará a 288 localidades con un sistema mixto entre fibra óptica y servicio inalámbrico.
Zona Centro: Ancash, Lima, Junín, Pasco, Ucayali y Huánuco. Beneficiará a 477 localidades mediante un sistema de fibra óptica a capitales de provincia y una red de radio frecuencia ara mayor alcance.
Zona Sur: Junín, Huancavelica, Ayacucho, Ica, Apurímac, Cusco, Arequipa y Puno. Esta zona beneficiará a 571 localidades y será abastecida desde Lima y tendrá un recorrido de 3500 kilómetros.
Esta estructura cuenta con algunos protocolos que garantizan su tiempo de vida y la posibilidad de incrementar la velocidad en un futuro, como la tecnología DWDM (multiplexado denso por división en longitudes de onda) que permite mayor cantidad de canales en menos espacio. SI bien es un sistema más costoso, el impacto a futuro es enorme. La velocidad exigida en esta infraestructura es de 100Gbps en la Red Core.
¿Cómo nos beneficia la banda ancha y la fibra óptica?
Si bien asociamos las mejoras en la red para un beneficio de “servicio”, lo cierto es que esto va mucho más allá de tu plan mensual contratado. Un país conectado permite un crecimiento parejo. Internet no es solo un servicio, pues ahora es una plataforma enorme de posibilidades económicas, sociales y educativas.
En el caso de los beneficios económicos, el comercio electrónico se estimula desde puntos distantes, promoviendo la producción y los modelos de negocio personalizados en varias industrias. La oferta turística se potencia, el trabajo artesanal se expone en nuevos mercados, la administración de pequeñas empresas se digitaliza, las oficinas dejan de ser fijas para convertirse en móviles, el teletrabajo se consolida, servicios por aplicación reducen los tiempos de espera en colas y otras posibilidades se abren.
La calidad de vida mejora en una sociedad digital. Al tener una conexión sostenible y confiable, los tiempos de espera en las colas se reducen porque gran parte de los trámites se digitalizan. Además, la contabilidad de las empresas se adapta al sistema tributario en línea y generamos más ingresos. Los beneficios de una bancarización se refuerzan: no más colas, acceso inmediato a contenido, compras por internet, menos efectivo para reducir la delincuencia. La asistencia social se potencia con programas de “telesalud”, que reduce los tiempos de atención y tiene un impacto enorme en la calidad de vida de las personas. Todos estos factores son estimulados desde el paradigma digital.
La educación tendrá un empuje tremendo con la implementación de la banda ancha, pues no solamente hablamos de un proceso educativo tradicional. La capacitación para el empleo en casa, la confección de tutoriales, la masificación de elementos culturales propios de una región, el estímulo a la programación en comunidades que ya cuentan con procesos que deben ser automatizados son algunas de las oportunidades identificadas.
Obviamente, todo este planteamiento parte de lo teórico. Sin embargo, hay que considerar estos factores como exigencias válidas frente a lo que viene: un país que busca reducir la brecha digital y que, gracias a la implementación sana y supervisada de la banda ancha, intenta conectar a todos.
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