Tres sucesos puntuales han causado un derrumbe general del precio de las criptomonedas este 2022. Para noviembre de 2021, el bitcoin valía 67 mil dólares. Ahora, noviembre de 2022, vale 16 mil.
‘El bitcoin llegará a los 100 mil dólares en 2022’, afirmaba Nayib Bukele, presidente de El Salvador, dentro de sus predicciones para el año a finales de 2021. Tener dicha esperanza no era ‘descabellado’ en esos momentos, ya que semanas atrás, la criptomoneda más grande del mercado alcanzaba el récord máximo de su historia: 67 549 dólares por unidad el 8 de noviembre.
Irónicamente, un año exacto después, el bitcoin rozaba los 15 883 dólares en una de las peores épocas de la industria, con una nueva bancarrota de por medio. Queda preguntarse, ¿qué ha pasado en solo 12 meses para que su valor se reduzca así?
Ya no estamos en el 2020-2021
La pandemia fue una época de bonanza para la industria tecnológica, en casi todas sus vertientes, debido a las cuarentenas en casa y uso asiduo (e incluso forzado) de canales digitales. La economía virtual, por ende, también acogería a un gran público nuevo, deseoso de poder generar mayores ingresos desde el hogar y a través de internet.
Las criptomonedas vivieron un auge en número de usuarios, práctica de la minería, volumen de transacciones y récords históricos en sus valores. Pero el contexto mundial, con una ola de contagios ya controlada, está volviendo a una drástica realidad: la inflación es cada vez más alta y la recesión es un peligro latente que amenaza a los más grandes.
Amazon, Facebook y Twitter son algunos de los nombres visibles que pueden servir de ejemplo: especialmente las dos últimas, están provocando despidos masivos en sus filas por la ‘amenaza latente’ de la crisis económica.
‘Al comienzo de la COVID-19, el mundo se movió rápidamente en línea y el aumento del comercio electrónico condujo a un crecimiento descomunal de los ingresos. Mucha gente predijo que esto sería una aceleración permanente que continuaría incluso después de que terminara la pandemia. Yo también lo hice”, señaló Mark Zuckerberg en una carta a sus más de 11 mil empleados despedidos. “No solo el comercio en línea ha vuelto a las tendencias anteriores, sino que la recesión macroeconómica, el aumento de la competencia y la pérdida de señales de anuncios han provocado que nuestros ingresos sean mucho más bajos de lo que esperaba”.
Este comportamiento provocó que los máximos inversores del mundo y los que mayor flujo de dinero mueven procuren no arriesgar en inversiones volátiles como las criptomonedas. Y a mayores retiros, menor liquidez para que las grandes empresas del mercado, que se sostienen en sus propias tenencias y las de sus miles de usuarios. El efecto dominó pandémico estaba a punto de golpear al mercado criptográfico y ocasionar sus máximas consecuencias negativas.
La cara oculta de la Luna
El primer golpe del 2022 fue, no obstante, un mal manejo de una de las fundaciones más grandes de las criptomonedas.
Terra (Luna) era uno de los protocolos con mayor potencial de crecimiento de los primeros meses del año. Gracias a su uso en stablecoins (criptomonedas con valores estables acordes a monedas fiduciarias), supo alcanzar un máximo de 116 dólares en abril.
Sin embargo, el fallido lanzamiento de la moneda UST, con valor vinculador al dólar, la condenó al abismo. Como lo mencionábamos en un artículo anterior, a diferencia de otras stablecoins como el BUSD o USDT, en vez de respaldar las criptomonedas en dólares reales, Terra los respaldó con inversiones en bitcoin. Asimismo, los UST eran generados algorítmicamente con relación a las inversiones en Luna.
Este último punto fue clave para su caída: se cree que alguien, en este caso, el fundador de la Fundación Terra -Do Kwon- y su grupo, manipularon el sistema de Luna para robar fondos y ocasionar la caída de ambas divisas, obteniendo la liquidez necesaria del dinero de sus inversores.
Luna y UST cayeron a valores menores al centavo, provocando que los inversores perdieran todo su dinero; el caso fue gravísimo: se reportaron notas de suicidio de personas que habían invertido todos sus ahorros en el sistema. Hasta la fecha, Kwon no ha logrado ser atrapado y solo ha señalado que “está cooperando con la justicia” para esclarecer el tema. Su paradero es incierto.
"En la industria cripto, cuando tu pierdes la confianza, no hay salvavidas. No hay forma de retornar. Eso ha pasado con Luna y con FTX. Si no haces las cosas bien, no te va a ir bien", recalca Carlos Bernos, Country Manager de Buda.com.
100 grados Celsius
A las semanas, el desgaste de la economía mundial cobraría nuevamente miles de víctimas en el mercado criptográfico.
En junio, Celsius Network sería la primera gran plataforma en caer en bancarrota por la caída general. Su funcionamiento era como el de una banca tradicional: resguardaba criptomonedas de inversores y prometía ingresos pasivos (muy favorables) para los interesados.
Pero sus movimientos financieros se vieron empañados por el descenso en valores del mercado, provocando que la liquidez de la empresa, el efectivo disponible para que las transacciones cotidianas desaparecieran.
Celsius, ante el panorama, suspendió los retiros de dinero ‘por las condiciones extremas del mercado’. ‘¿Qué está sucediendo?’, se preguntaban los usuarios y la sensación de temor iba creciendo: todos querían sacar su dinero, pero este ya no estaba.
El caso se evidenció en las arcas de $CEL, el token de gobernanza de Celsius, pasando de valer 8 dólares a solo significar centavos. Para julio, se hablaba de deudas de 4700 millones de dólares.
El joven maravilla no lo es más
Como comentábamos, a un año del máximo histórico del bitcoin, al mercado le toca afrontar una nueva crisis.
Uno de los mercados de intercambio más grandes del mundo, FTX, ha sido declarado en bancarrota. Su líder, Sam Bankman-Fried, pasó de tener 16 mil millones de dólares a solo mil millones en un solo día.
FTX estaba reportando problemas de liquidez en medio de la fuerte desconfianza de los inversionistas de la moneda FTT, propia de la empresa. Binance, pese a ser su rival, se había comprometido a salvarla en pro de la industria, pero inteligentemente, puso una cláusula: de conocerse irregularidades, tendría opción a retirarse.
“Como resultado de la diligencia debida corporativa, así como de los últimos informes de noticias sobre el mal manejo de los fondos de los clientes y las supuestas investigaciones de la agencia de EE. UU., hemos decidido que no buscaremos la posible adquisición de FTX”, fue el mensaje emitido por el exchange más grande del mundo luego de revisar las arcas y los libros internos de la empresa en crisis.
Según el informe de la agencia Reuters, Bankman-Fried instaló una puerta trasera (backdoor) en el software de contabilidad de FTX, lo cual le permitía saltarse el filtro de seguridad para mover los fondos de los usuarios de su plataforma a voluntad, sin que los auditores externos se dieran cuenta. Se mantiene la hipótesis de que el llamado ‘niño maravilla de las criptomonedas’ transfirió 10 mil millones de dólares a su otra empresa, Alameda Research; además, 1.7 mil millones de dólares están no habidos en las arcas.
‘La jodí, y debería haberlo hecho mejor’, dijo Bankman-Fried en un hilo en Twitter. ‘También debería haber estado comunicándome más recientemente’.
La necesidad de salvaguardas
FTX se ha declarado en bancarrota y las entidades correspondientes en Estados Unidos han empezado las investigaciones sobre Sam. Él, se reporta, va camino a Argentina.
“Esta debacle de FTX por supuesto es un nuevo revés en el mundo de las criptomonedas. Binance quienes querían inyectar liquidez o ayudar de alguna manera, anunció que los problemas de FTX escapaban a su control o superaban su capacidad de ayudar”, recuerda Omar Azañedo Sayán, economista y CEO de Noncash. “No debemos olvidar y lo hemos dicho desde el año pasado el “mundo cripto” es un sector joven y seguirá siendo sacudido y/o golpeado por el contexto económico internacional. Un contexto internacional hoy en día: de crisis económica global, de incertidumbre y alta volatilidad. Y si bien el sector creció bastante en medio de la crisis y digitalización que hemos vivido, las criptomonedas no dejan ser una apuesta con resultados variables día a día”.
A diferencia de la banca tradicional, los intercambios no tienen salvaguardas: no habrá un gobierno capaz de salvar los errores de manejos.
"Crisis financieras habido muchas a lo largo de estas décadas y en cada una siempre se ha cuestionado a distintos instrumentos o sectores financieros o a más de una entidad financiera, de hecho en las últimas crisis de los 90s o 2000s se han encontrado 'culpables' y esto ha hecho que se siga regulando y/o generando más controles que protejan o den mayor seguridad a los distintos agentes y usuarios económicos, quienes participan en estos mercados o sectores financieros. Esto ocurrirá y seguirá ocurriendo con las criptos", añade Azañedo.
"Hay puntos grises con respecto a los exchanges centralizados, por eso una regulación armada y efectuada de manera responsable y correcta caería bien al mercado", complementa Carlos.
Además de un juego de finanzas, el mercado de criptomonedas es un juego de emociones. La tendencia, en medio de la crisis, es la de acumulación de monedas y aún son miles los que confían en sonreír al final de este ciclo bajista.
Sin embargo, actualmente estamos hablando de la caída de casi 70 % del valor del bitcoin en un solo año, uno de los peores descensos porcentuales en su década de vida. A puertas de final del 2022, ¿es posible que vuelva a recuperarse? La historia (casos del 2013 y 2017) ha demostrado que aún puede seguir bajando.
"No es uno de los peores años del mercado cripto. Pero sí han caído los precios y proyectos que no han sido transparentes. De por sí hay empresas que siguen apostando por esta tecnología. El ecosistema sigue creciendo. Solo hubo casos puntuales", finaliza Bernos.
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