La Comisión Federal de Comercio acusa a Facebook de compras agresivas y competencia desleal, mientras el trabajo de los reguladores se enfoca en desbaratar a los grandes conglomerados de poder para replantear el mapa tecnológico bajo nuevas reglas.
El mundo tecnológico vive hoy una “edad de oro” que ha permitido desarrollar todo tipo de soluciones adaptadas a nuestras necesidades. Sin embargo, en este periodo de bonanza tech la perspectiva de “negocio” siempre se mantuvo lejos del radar del usuario promedio. En la década de las compras multimillonarias, el cúmulo de poder se ha vuelto evidente, y eso ha provocado que salten las alertas en organismos reguladores y hasta en las esferas más altas del poder legislativo en los Estados Unidos. Las reglas del mercado tecnológico podrían cambiar para siempre, con esta demanda interpuesta por la Comisión Federal de Comercio y 46 estados.
Ojo que esta postura legislativa no es nueva. A inicios del 2019, la senadora demócrata Elizabeth Warren había propuesto un paradigma que incentivara la competencia desde cualquier frente, sin importar el tamaño de una compañía: “las pequeñas empresas tendrían una oportunidad justa para vender sus productos en Amazon sin el temor de que Amazon los saque del negocio. Google no podría sofocar a los competidores degradando sus productos en la Búsqueda de Google. Facebook se enfrentaría a una presión real de Instagram y WhatsApp para mejorar su experiencia de usuario y proteger nuestra privacidad. Los empresarios tecnológicos tendrían una oportunidad de pelear para competir contra los gigantes tecnológicos”.
En los últimos meses, los líderes visibles de estas empresas han pasado por distintas audiencias en el Congreso de los Estados Unidos para responder a las acusaciones que las sindican como “monopólicas”, y gran parte de la defensa radica en la convivencia de estas compañías en espacios distintos, además de ratificar el impacto positivo de sus soluciones en la vida de millones de personas alrededor del mundo.
En este desafío, Kamala Harris tiene un papel importante. La futura vicepresidenta ha tenido el respaldo de figuras como Jony Ive, Sheryl Sandberg, Marc Benioff y otros nombres que representan lo más fructífero del mercado tecnológico. Sin embargo, durante su paso por la Fiscalía general de San Francisco, propuso un modelo de protección a los datos personales en el estado de California y fue uno de los puntos de presión más fuertes en el cuello de Zuckerberg durante el escandaloso episodio de Cambridge Analytica.
Big Tech
El concepto de “Big Tech” se aplica, directamente, a aquellas empresas de enorme presencia en el mercado global y que, con los años, han acumulado soluciones en base a compras agresivas y han aprovechado su posición de liderazgo en la industria para imponerse a modelos disruptivos. En ese esquema encajan compañías como Apple, Amazon, Alphabet (matriz de Google), Facebook y Microsoft que, en conjunto, reúnen una capitalización de mercado superior a los 5 billones de dólares, una quinta parte de todo el Índice Standard & Poor 500.
En términos simples, una “Big Tech” es una empresa de avanzada en el terreno tecnológico, de gran impacto en mercados internacionales, con fuerte tasa de inversión en distintas iniciativas y con la capacidad necesaria para adquirir cualquier tipo de innovación que pueda volverse relevante en la industria con los años.
¿Dónde radica el poder?
"Durante casi una década, Facebook ha utilizado su dominio y poder de monopolio para aplastar a rivales más pequeños y acabar con la competencia, todo a expensas de los usuarios cotidianos", dijo la procuradora general de Nueva York, Letitia James, durante su participación en el sustento de la demanda impuesta por la FTC y 46 estados de la unión americana.
Para los analistas, Silicon Valley representa el “nuevo sueño americano” y dibuja una utopía similar a la que proponían los yacimientos de petróleo y el cine en su momento. Sin embargo, gran parte de los soñadores en el valle se encontraban con un límite: las Big Tech.
Evan Spiegel, CEO de Snapchat, tiene una historia que contar. La red más disruptiva de los últimos años – de ella nacen las Stories, los filtros de realidad aumentada, la mensajería efímera y otras tendencias – vive a la sombra amenazante de Facebook, tras la amenaza explícita de Mark Zuckerberg para la adquisición de los activos de la compañía. Tras la negativa, el CEO de Facebook implementó funciones similares y redujo la cuota de mercado de Snap Inc. en poco tiempo.
El pasado octubre, Google pasó por el mismo proceso contra la justicia de los Estados Unidos. La gigante de las búsquedas fue acusada de prácticas monopólicas en la navegación web y por potenciar las búsquedas relevantes con un modelo de negocio que la beneficia directamente. Para el Departamento de Justicia, Google "mantiene su condición de guardián de Internet a través de una red ilegal de acuerdos comerciales excluyentes y entrelazados que excluyen a los competidores".
La billetera gorda
"Facebook ha combinado su estrategia de adquisición con tácticas de exclusión que sofocaron las amenazas competitivas", dijeron los representantes de los estados en esta reciente demanda contra Facebook, "y enviaron el mensaje a las empresas de tecnología de que, en palabras de un participante, si entraban en el terreno de Facebook o resistían la presión para vender, Zuckerberg entraría en 'modo de destrucción', sometiendo su negocio a la 'ira de Mark' ".
En los últimos diez años, las grandes empresas han sabido invertir en soluciones que, hasta cierto punto, tenían potencial en el mercado tech. Nombres como Instagram, Fitbit, WhatsApp, Beats, Skype, LinkedIn, GitHub, Nest, Twitch, YouTube, Ring, Shazam, Whole Foods, Oculus, etre otros, pertenecen a este selecto grupo de poder.
Fuera de este abanico de soluciones, hay muchas empresas. Sin embargo, pocas tienen el impacto, el alcance, el potencial y el presupuesto de Amazon, Apple, Google, Facebook y Microsoft. Compras que van desde los mil millones hasta los 40 mil millones han sido realizadas en los últimos diez años por estas cinco empresas, y su nivel de inversión no disminuye con los años.
Sin embargo, cada compra pasa por un escrutinio. Estos procesos son revisados permanentemente por diversos mercados internacionales y deben recibir aprobación de ellos para comenzar a operar. Por citar un ejemplo, Google aun no cierra el acuerdo de operaciones tras la adquisición de Fitbit y Apple demoró cinco meses para obtener luz verde en la compra de Shazam.
"El hecho más importante en este caso, que la comisión no menciona en su queja de 53 páginas, es que autorizó estas adquisiciones hace años", dijo Jennifer Newstead, asesora general de Facebook, en un comunicado. "El gobierno ahora quiere una nueva versión, enviando una advertencia escalofriante a las empresas estadounidenses de que ninguna venta es definitiva".
La posición política frente a Silicon Valley
En este nuevo contexto, los ojos están puestos sobre las decisiones gubernamentales sobre las condiciones a imponer sobre el mercado tecnológico. Todo esto ocurre en un difícil momento con China, el rival de Estados Unidos en este campo y de donde aparecen los nuevos modelos disruptivos, como TikTok y Tencent.
"Facebook ha aplastado la competencia al violar la ley", escribió en Twitter el representante Ken Buck, republicano de Colorado y miembro del comité judicial de la Cámara. "El ajuste de cuentas con las Big Tech acaba de comenzar".
Esto podría durar años, y tiene demasiadas aristas como para decidir separar a Facebook de sus otros negocios, así como replicar esta decisión en otras compañías. Tenemos, por un lado, la imposibilidad de la FTC para imponer nuevas reglas o cambios a los modelos de negocio de una empresa que, pese al impacto de sus decisiones en el largo plazo, ha procedido en el marco de la ley y que, además, contó con la aprobación de la FTC en las compras de Instagram y WhatsApp.
El enfoque de esta demanda respondería, sin dudas, a las acciones futuras de la compañía y regular, en adelante, el impacto de cada adquisición en el mercado tecnológico. Hacia atrás, el camino es sinuoso y lleno de recovecos que Facebook aprovechó para fortalecer con la unificación de sus servicios, casi como un nudo de raíces que provocaría la muerte de un árbol muy fructífero al ser arrancado de base.
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