El capítulo final de la sexta temporada de The Walking Dead tuvo desesperación, emociones encontradas, angustia y muchísima tensión psicológica. Y no era para menos, el episodio presentaría ante el mundo al villano más esperado del universo creado por Robert Kirkman: el líder de The Saviors, Negan, interpretado por Jeffrey Dean Morgan.
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"The Last Day on Earth" fue el nombre del último episodio de la sexta temporada de The Walking Dead, el mismo que se anticipaba a la barbarie que ocurriría. Reviviendo los momentos sucedidos en "East", el penúltimo capítulo de la serie, dejamos a Daryl en una situación incierta y siendo baleado por Dwight (¿hasta la muerte?) y además a Maggie, sufriendo malestares por su embarazo.
El capítulo final, que dura 90 minutos incluídos comerciales, se realiza en tres momentos importantes: El primero, la búsqueda de Morgan quien encuentra a Carol malherida y ella decide explicarle sus razones para no volver a Alexandría; segundo, el intento desesperado de Rick y compañía por encontrar un camino a Hilltop para que un médico atienda a Maggie.
Finalmente, la épica aparición de Negan, el villano que crea sentimientos de amor-odio entre los fans por su psicótica personalidad, su imponente presencia, su oscuro sentido del humor y su sarcasmo, el mismo que decide tender una emboscada bien planificada a Rick, obligándolo a seguir camino por tierra (cargando a Maggie en una camilla improvisada) y presentándose ante todos para darles un castigo.
Sin embargo, el inevitable castigo de Negan dejó a los fans con una enorme interrogante, pues si bien cumple con partile la cabeza a alguien por cortesía de Lucille (su bate customizado con un alambre de púas), en ningún momento se observa quién fue la víctima del temido mercario.