Desde el blog El Crítico, se analiza la cinta en quechua que ha ganado 27 premios en diferentes festivales. "'Retablo' es una película sobre "hacerse hombre" o sobre lo que significa eso. Pero también sobre la tolerancia", sostuvo.
A más de un año de su estreno en el Festival Internacional de Cine de Berlín, "Retablo" por fin se estrenó en salas peruanas. Hablada casi íntegramente en quecha, el filme narra la historia de Segundo Páucar, un joven que es instruido por su padre en el arte del retablo. Por accidente, se enterará de un secreto paterno con lo cual su mundo se viene abajo.
Más allá de la relación padre-hijo, "Retablo" explora otros temas como la homosexualidad en los Andes, que aún resulta tabú en algunas zonas. "Es un tema que normalmente no se toca, no solo en rincones de los Andes sino en todo el mundo. Es algo que nos llamaba la atención y que creemos se debe explorar", manifestó el director Álvaro Delgado-Aparicio a RPP Noticias.
Los dejamos con un extracto de la reseña del blog El Crítico.
POR: JULIO ESCALANTE
"Retablo" es una película sobre "hacerse hombre" o sobre lo que significa eso. Pero también sobre la tolerancia para aceptar en la familia lo que el entorno rechaza con violencia. En el fondo y en la forma la película funciona como uno de los retablos que hacen Segundo y Noé. Como en un retablo los encuadres enmarcan a los personajes, desde fuera y desde adentro de ventanas, puertas y habitaciones, y la cámara mira a esta familia como una de esas pequeñas figuras coloridas que en los retablos cuentan la vida cotidiana y las costumbres andinas. El padre ha vivido tras una puerta cerrada y de pronto es abierta por la mirada de su hijo.
En su primera película el director Álvaro Delgado-Aparicio narra con sensibilidad un episodio de aprendizaje en un territorio donde se imponen la humillación y el castigo social. El espectador asume la mirada de Segundo y cómo va interiorizando el conflicto de su padre y las consecuencias de decir algo sobre lo que vió. Aparecen dudas y reflexiones que lo arrancan de la adolescencia, que lo llevan de un mundo feliz a un mundo real -violento, conservador, homofóbico-, y donde debe dejar de ser aprendiz para asumir el protagonismo de su historia. La película también crece con él.
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