La congestión vehicular de Lima afecta a muchos habitantes. Los principales motivos de la saturación de las vías son el incremento del parque automotor de la capital, el cual asciende a más de 1,7 millones de vehículos, y la falta de acciones efectivas de mejora en la infraestructura vial y en el sistema de transporte urbano.
El resultado es que el 25 % de la población dedica hasta dos horas al día a trasladarse de su hogar a su centro de trabajo o estudios, y en los casos más críticos –como de los habitantes de Ancón, Villa El Salvador y San Juan de Lurigancho– se podría llegar hasta seis horas. Por otro lado, tenemos el costo de traslado en Lima, el cual podría alcanzar hasta el 25 % del sueldo mínimo mensual de una persona.
En efecto, el tráfico no solo genera pérdidas económicas para el ciudadano y para el país, ya que reduce su nivel de productividad y competitividad, también afecta la salud, produce estrés y reduce los tiempos que una persona tiene para pasar con su familia. Para mitigar esta situación es necesario disminuir la cantidad de vehículos en las calles, e invertir en un sistema de transporte urbano masivo e integral que posea la calidad y la seguridad esperada por sus usuarios. Hoy contamos con el Metropolitano, el Tren Eléctrico (Línea 1 del Metro de Lima) y los Corredores Complementarios, que en su totalidad atienden a aproximadamente 1.600.000 pasajeros por día, representando menos del 20 % de la demanda actual, mientras que el porcentaje restante es cubierto por sistemas menos eficientes, individuales o informales de transporte.
Sin embargo, estos sistemas de transporte formal no funcionan de forma integrada. En muchos casos, el ciudadano debe usar más de un vehículo para llegar a su destino, lo que genera viajes costosos para los usuarios. Esto motiva que las personas opten por movilizarse en buses, micros, combis y colectivos de carácter informal.
La falta de actualización constante de nuestro sistema de transporte, combinada con las modestas inversiones en infraestructura vial y la ausencia de un plan maestro de desarrollo sostenible que atienda a Lima y Callao, hace que la situación del trasporte empeore aún más. Esto motivó al Congreso a aprobar, el 13 de septiembre del presente año, la creación de la Autoridad de Transporte Urbano de Lima y Callao (ATU), que se encargará de planificar, regular y gestionar el funcionamiento del sistema de transporte urbano de Lima-Callao. Esta entidad será presidida por el Ministerio de Transportes y Comunicaciones.
La ATU es un paso importante hacia la mitigación del caos vehicular, pero el éxito de sus acciones dependerá de su autonomía e independencia en la toma de decisiones más adecuadas para el sistema de transportes de la ciudad, además de una estrecha coordinación con los alcaldes de los diferentes distritos de Lima. Se espera que con la entrada en operación de la ATU se reglamenten las inversiones en dicho sector, potenciando sus beneficios a la sociedad y la urbe en general, e integrando el sistema de transporte de Lima y Callao.
Sin embargo, tenemos que ser conscientes de que la ATU por sí sola no resolverá todos los problemas del transporte. A esta iniciativa se deberán sumar todos los actores del Gobierno que intervienen directa o indirectamente en dicho sector. Por último, se espera que la conformación de la ATU se dé lo más pronto posible, para que nuestra ciudad no se quede estancada y sin acciones necesarias para mejorar el bienestar de nuestra sociedad.
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