Se me viene a la mente una pregunta: ¿Podrá este calendario detener los deseos de Donald Trump de postular a la reelección? Los intentos por dañar la imagen del presidente de los Estados Unidos han sido varios, pero ninguno con una reacción potente. Desde la toma de mando, Donald Trump ha pasado por varios escándalos, algunos de ellos con fuertes pruebas que lo harían merecedor de un retiro de la carrera presidencial del 2020. Sin embargo, sus ganas de llegar a nueva presidencia no se han terminado.
Medios de comunicación, como la BBC, han resaltado bajo una serie de cifras los puntos a favor de Donald Trump. En el manejo económico, ha podido sostener la cuota de creación de empleos, lo que ayuda a impulsar a la economía más importante del hemisferio occidental. Todavía se puede observar que la tasa de desempleo es baja y que la tasa salarial se incrementa. Sin duda, un respaldo para él que busca satisfacer las necesidades de la clase media estadounidense. Uno de sus puntos débiles es la guerra comercial que mantiene con China. Esta disputa, entre otras propuestas de corte mercantilista, pueden tener un efecto dañino en términos de cuestión de confianza en la moneda en el largo plazo. Mientras tanto, China avanza en los mercados de exportación.
En la esfera de seguridad es donde ha puesto un mayor foco reproduciendo una política migratoria estricta. La promesa de la construcción de un muro que detenga el avance migratorio ha sido algo que ha puesto en jaque a su administración. Para la obtención de los fondos necesarios ha tenido que realizar un cierre parcial de oficinas gubernamentales en medio de un juego político que le permita obtener recursos fiscales para la construcción de su muro. Esta maniobra tuvo una duración de 35 días.
La clase política no está del todo de acuerdo con sus decisiones. A Trump se le ve como un presidente que no cumple sus promesas, algunas de ellas estancadas. Claramente tiene a un congreso dividido. Según sondeo de Gallup, Trump posee la misma aprobación que Ronald Reagan en sus primeros dos años, quien luego fuera reelegido por cuatro años más. Asimismo, su aprobación como líder de los Republicanos no disminuye. ¿A qué se debe esto? Trump sabe hablar a su público, y ha configurado una estrategia de confrontación contra todo aquel que se atreva a cuestionar su accionar. Es así como ha podido salir de varias cuestiones amenazantes en los medios de comunicación.
Finalmente, es claro que Donald Trump, va por una reelección al 2020. Asimismo, es difícil medir el impacto que tendrán nuevas investigaciones como la del Fiscal Mueller. Pero sin duda, esto no preocupa al Partido Republicano (o GOP, como se le denomina por su frase en el inglés “Greatest Old Party”). Preocupa que en la otra orilla no exista un frente consolidado por detenerlo y el individualismo democrático tenga un mayor peso. La política norteamericana, en época de elecciones, está apilándose a los extremos donde se espera que algún contrincante del GOP pueda hacer frente a las acusaciones en contra de Donald Trump, lo que llevaría a una posición “macartista” entonando un slogan cómo “él o nosotros”; o que Trump explote dentro de la serie de escándalos y un outsider pueda rescatar la democracia estadounidense.
Su agenda corporativa – presidencial se mantiene en marcha y esta ya tiene la mira en las elecciones del 2020. Será importante evaluar las consecuencias que se pueden desarrollar no sólo a favor de la región, sino del mundo.
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