En el plano internacional se está creando una tormenta perfecta, y el Perú no es ajeno a esta situación. Tres factores son gravitantes para entender una posible crisis. Asimismo, varias economías del mundo están ofreciendo como respuesta paliativa medidas proteccionistas y barreras comerciales en sus mercados. Así, el Perú puede verse afectado en su Balanza Comercial. Repasemos esas tres situaciones.
La guerra entre Rusia y Ucrania.
El país eslavo ha iniciado una batalla cultural y militar con el pretexto del avance de occidente vía la Organización Tratado Atlántico Norte, OTAN. Esto ha conllevado a que las potencias aliadas a la OTAN bloqueen toda relación económica con la Federación. Como respuesta a ello, el mundo ha visto una reducción en la oferta de gas y petróleo. Eso no es todo, como efecto colateral, Ucrania y Rusia, exportadores de granos e insumos agrícolas, han visto reducida su oferta en ese plano, sumándose a la crisis en países agrícolas impactados por efectos del cambio climático (ejemplo, India). Esto ha empujado el precio de materias primas agrícolas a niveles del 2008 (máximo histórico).
Ante la reducción de la oferta de recursos energéticos, el incremento de los costos logísticos (sobre todo transporte), la escasez de fertilizantes (urea, amoniaco anhidro, entre otros), y por ende la caída en la oferta de ciertos granos (trigo y soya), inciden en una mayor inflación. Esto puede incrementar la situación de pobreza de algunos países. Tanto en el Perú y el resto de Latinoamérica, la inflación está afectando el consumo de la canasta familiar que ya viene soportando el impacto de la crisis alimentaria.
La subida de la tasa de interés de la Reserva Federal de los Estados Unidos (FED).
Como una primera estrategia hace dos años frente a la situación de la COVID-19, la FED redujo la tasa con el objetivo que empujar la Economía, en especial vía el consumo e inversión. Actualmente, la situación es distinta. Una subida de la tasa referencial busca que existan menos dólares en el mercado para controlar la inflación. El punto aquí es que las familias estadounidenses dependen del crédito (consumo y pago de la hipoteca). Ante la subida de la tasa de interés estos costos se incrementan, lo que restringe su capacidad de consumo.
Para nuestro país, esta situación nos resulta perjudicial. Estados Unidos representa alrededor del 13% del total exportado por el Perú, donde el primer producto de exportación es agroindustria no tradicional (exportaciones con valor agregado). Ante un encarecimiento del crédito, el consumo podría disminuir. Los agentes económicos deben tomar decisiones entre consumir en el presente o futuro, esto cambia preferencias e impacta en la demanda. Esto significaría una reducción en las exportaciones al mercado estadounidense.
Reducción de la velocidad del crecimiento de la economía China.
En general, el consenso de especialistas es que los efectos de la Pandemia COVID-19 ha dejado una economía China muy dañada. Se espera que el país asiático, según estimaciones, solo llegue a crecer 4.3% para finales del segundo semestre del presente año, siendo su sector más afectado el de la construcción. Para el caso peruano significa serios problemas en términos de mirar al conjunto de nuestras exportaciones. A pesar de existir un precio alto en los minerales, lo que puede darse es una reducción en el volumen del recurso. Asimismo, las exportaciones no tradicionales se verían disminuidas.
La combinación de estos tres escenarios ya está generando efectos en el mundo: crisis políticas en gobiernos poco preparados para desarrollar mecanismos que afronten la situación económica y de seguridad alimentaria. En la situación actual, hay una mayor presión por parte de empresarios por buscar mercados alternativos para la exportación de productos. Incluso, proponen importar productos de mercados más costosos. El problema es que los efectos de esto se trasladan a la población, que posteriormente causa revueltas sociales demandando mejores propuestas de solución.
Lamentablemente, muchos países han optado por las medidas de corto plazo mercantilistas. El problema es que el mundo ya ha experimentado este tipo de alternativas, y sus consecuencias negativas han sido evidenciadas (una mayor inflación, mercados distorsionados, desabastecimientos de oferta, caída de los ingresos reales, caída en la producción). Esto nos debe hacer reflexionar si se están tomando las decisiones adecuadas. Esperar resultados distintos ante la misma fórmula puede crear falsas expectativas, y lamentablemente lo que se puede esperar es una tormenta de vuelta que se prolongue más de lo esperado.
Comparte esta noticia