Durante los últimos 30 años, el Perú ha evolucionado en algunos puntos, como la estabilidad macroeconómica y la apertura comercial. Sin embargo, mantiene enormes desafíos en educación, salud, infraestructura, ciencia y tecnología, institucionalidad, entre otros pilares.
Al igual que en una empresa o corporación, en un país también se necesita un liderazgo con ciertas características importantes a destacar:
Visión prospectiva. Antes de la pandemia, el mundo ya era impactado fuertemente por tendencias como la revolución tecnológica, la genómica, la conformación de megaciudades, la robótica, el envejecimiento de la población, entre otras. No obstante, la COVID-19 ha acelerado algunos de estos procesos. Por ejemplo, la virtualización de nuestras comunicaciones está llevando a muchas empresas e instituciones a mantener el home office, evitando costos directos e indirectos derivados de la presencialidad (transporte, seguridad, estrés, etc.). Inclusive, algunas compañías ya decidieron vender sus oficinas. Estos cambios están modificando los modelos de negocio y los sistemas de enseñanza, entre muchas otras cosas, que se deben tener presentes en la gestión para el futuro.
Planeamiento estratégico. Planificar, definir con precisión las metas y objetivos cuantificados es indispensable para un buen liderazgo. A partir de ello se puede definir la estrategia, el cómo se pretenden alcanzar esas metas preparándonos para escenarios diversos. La COVID-19 desnudó en el país muchas debilidades en nuestro sistema de salud, así como en otros sectores. Por mencionar un ejemplo, la poca eficacia en la reducción de la informalidad. Esta no es la última pandemia ni crisis que viviremos, por lo que es importante recoger sus lecciones para planificar nuestro futuro.
Confianza. Es vital e implica una trayectoria del líder que sea respetada y reconocida por todos. Su integridad y valores representan un activo muy importante. Más aún, luego de haber experimentado en el país dramáticas situaciones de corrupción a todo nivel. Al respecto, Francis Fukuyama afirmó alguna vez: “Un país que no tiene confianza, es un país que no tiene futuro”.
Experiencia. Un líder debe tener una trayectoria que sea parte de su carta de presentación. Particularmente, la capacidad de gestión demostrada resulta clave.
Capacidad de diálogo. Para conseguirlo, hay que saber escuchar. Definir políticas desde un escritorio no funciona. Es fundamental entender lo que pasa en cada realidad, las expectativas, los antecedentes de la posición de cada parte. Los líderes deben comprender las diferentes posiciones para desarrollar políticas públicas. Los conflictos sociales en el país alrededor de proyectos mineros grafican lo vital que es el diálogo para establecer consensos, acuerdos y el alto costo de no hacerlo.
Comunicación. Muchas veces un buen trabajo o una buena intención que no es comunicada de la manera correcta, con el lenguaje que se requiere para cada audiencia, termina bloqueando el éxito de un proyecto. Por ello, se requiere un lenguaje simple, veraz y directo.
Equipo. El capital humano siempre debe ser lo más importante para una empresa, para una institución, para un país. Los caudillismos ya sabemos a dónde nos llevan. Se requieren líderes con características similares a las mencionadas que dirijan sus grupos de trabajo con un norte claro y actitud que lidere los cambios que el país necesita.
Comparte esta noticia