Como todo sector dentro de la organización del Estado, el Sector Economía y Finanzas cuenta con un Plan Estratégico Sectorial Multianual (PESEM) 2017-2021. De acuerdo a dicho Plan, el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) es responsable de “Fortalecer la política y mecanismos orientados a la estabilidad de los ingresos fiscales” y con ello “Alcanzar una Mayor Recaudación de Ingresos Fiscales”. En otras palabras, el MEF es el responsable de lograr el financiamiento necesario para alcanzar los objetivos nacionales del Plan Estratégico de Desarrollo Nacional (PEDN), siguiendo los principios de suficiencia, eficiencia, equidad y simplicidad que son parte de los lineamientos de política tributaria contenidos en el Marco Macroeconómico Multianual.
Por otro lado, está claro que el pedido de delegación de facultades lo ha presentado el Poder Ejecutivo y no el MEF; aunque contenga propuestas de índole económica y financiera, no debemos olvidar que el responsable de la gestión pública es la PCM; el MEF es simplemente un sector más cuya responsabilidad, en materia tributaria, es diseñar el “mejor” sistema tributario posible que permita el financiamiento sostenible del gasto de corto y largo plazo del país y se alcancen objetivos nacionales.
Sin embargo, si al menos desde el 2016, el Perú ya tenía la más baja presión tributaria de América Latina, lo que deberíamos preguntarle al MEF es ¿qué hizo todos estos años para corregir esa situación? Por otro lado, a pesar de esa baja presión tributaria, el Estado siempre ha dejado recursos sin gastar en inversión pública y con ello, ha permitido que las brechas se mantengan e incluso se hayan ampliado. Entonces, ahora aparece el “verdadero” responsable de las deficiencias del país y es la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) que ha claudicado a su responsabilidad de gestionar estratégicamente el Estado, permitiendo que el MEF (un simple sector) no cumpla cabalmente con su responsabilidad de mejorar la presión tributaria del Perú y por no haber hecho el más mínimo esfuerzo para que el resto del aparato público mejore sus capacidades de diseño e implementación de políticas públicas, así como de ejecución a nivel subnacional.
Cuando la PCM claudicó a su responsabilidad de conducir la gestión estratégica del Estado, implícitamente dejó que el planeamiento estratégico se limitara exageradamente al enfoque exclusivamente “presupuestal” del MEF, que terminó teniendo un exagerado “poder” en el aparato público. Pero cuando un gobierno regional o local no ejecuta su presupuesto o se demuestran actos de corrupción, el MEF nos dice que “ese es un problema de gestión pues yo solo doy el dinero” (y se olvida de reconocer que también es el responsable de generar más dinero con un sistema tributario de calidad). Entonces, ¿quién es realmente el responsable de ese “problema de gestión”? No me tiembla la mano para señalar a la PCM, que por ende es el principal responsable de la deficiente implementación de la Política de Modernización de la Gestión Pública (con 5 pilares y 3 ejes transversales) y del fallido proceso de descentralización que tiene ya 20 años causando más daño que bien.
Empecé la nota pensando que demostraría las debilidades técnicas del MEF como rector de la política fiscal (que las tiene), pero deseo terminarla mostrando que el responsable de las profundas deficiencias del país es el ausente “Centro de Gobierno” que en cierta medida debió ser asumido por la PCM, que claudicó a su responsabilidad como gestor estratégico del Estado peruano y que, por ende, se vuelve responsable último de la ineficacia de los sectores que dependen de ella, como el de Economía y Finanzas. Aprovecho para comentar que también el MEF claudicó hace años a su responsabilidad como rector de la política tributaria y fiscal del país. La forma más simple de demostrarlo es comparando la labor del BCRP como rector de la política monetaria (caracterizado por su credibilidad y predictibilidad) con la del MEF en materia tributaria: incumplimiento de los principios de tributación para el diseño de un correcto sistema tributario, desconocimiento claro de las causas de la evasión tributaria, responsabilizar permanentemente de la baja recaudación a la SUNAT, irresponsabilidad fiscal ya advertida por el Consejo Fiscal, etc. Aquí les dejo un dato: ni el MEF podrá justificar cuánto se recaudará como resultado de las medidas tributarias que desea implementar con la delegación de facultades (es un ejercicio de estimación con demasiada incertidumbre) y, por otro lado, nadie en el Estado peruano podrá asegurarnos que lo que se llegue a recaudar se convierta eficaz y eficientemente en mayor bienestar de la población.
Ambas incapacidades deben llevar a que el Congreso sea extremadamente exigente al evaluar la delegación de facultades en materia tributaria al Poder Ejecutivo. El problema del país, ahora más que nunca, no es solo uno de baja recaudación, sino de baja recaudación y deficientes capacidades de gestión pública (diseño de soluciones y en la ejecución a nivel de todo el Estado). ¿Está capacitado el Poder Ejecutivo para darnos las seguridades que el 100% de lo que se recaude se convierta plenamente en mejoras de bienestar para la población? Lamentablemente no.
Última duda: ¿quién es responsable que aún no contemos con un Plan Estratégico de Desarrollo Nacional y por ende no tengamos objetivos nacionales claros y el país se mueva sin rumbo fijo hacia el futuro? 3 iniciales, empieza con P y termina con M.
Comparte esta noticia