Recientemente el INEI confirmó que en el 2020 el Producto Bruto Interno cayó 11,1 %. A esto agregaríamos que según el Ministerio de Economía y Finanzas en el 2021 el PBI crecería 10 %.
A esto debemos agregar que se estima que la pobreza llegaría al 30 %, incrementándose en 10 p.p. respecto al año 2019, llegando a un 30% de hogares; es decir, habrá alrededor de 3 millones más de pobres. Un aspecto importante para tomar en cuenta es que en circunstancias normales existen elementos de incertidumbre que afectan el desempeño económico del país, sin embargo, el año 2021 contiene una mayor incertidumbre que el actual gobierno debe tomar en cuenta.
Otro elemento importante es que el Presupuesto Público del 2021 fue aprobado el año pasado en base a proyecciones de crecimiento económico realizadas el año pasado e incorporando el impacto de medidas de política tributaria con el fin de incrementar los ingresos tributarios. Sin embargo, ya a la fecha se vienen manejando nuevas proyecciones de crecimiento del PBI de 8 %, menores al 10 % considerado por las autoridades. Asimismo, este año electoral trae un elemento de incertidumbre asociado con la presentación y debate de propuestas de candidatos que podrían tener un impacto sobre las importantes decisiones de inversión.
Todo esto significa que el actual gobierno tiene una gran responsabilidad en transmitir estabilidad a los agentes económicos, buscando reducir esa natural incertidumbre, con medidas orientadas a: i) lograr la mayor contención de contagios por la pandemia, ii) agilizar la compra, distribución y colocación de vacunas. Por otro lado, debe sostenerse el esfuerzo de ejecución acelerada del presupuesto de inversión pública a todos los niveles del Estado, no sólo por el empleo temporal que generan sino especialmente por el enorme rezago en brecha de infraestructura que el país tiene y nos mantenía antes de la pandemia creciendo a un ritmo cada vez menor.
Mientras el impacto económico de la pandemia continúe y las medidas de cuarentena estricta se mantengan, un aspecto que no debe olvidarse es el apoyo a la demanda a través de bonos universales bien focalizados, así como el apoyo a las micro y pequeñas empresas a través del FAE MYPE, subsidios directos a la planilla y acompañamiento con asistencia técnica para rescatar a empresas y reconvertirlas en un contexto pospandemia en que los mercados se han vuelto más virtuales y las necesidades de la población también se van modificando. El círculo virtuoso de la recuperación económica requiere tanto la recuperación de las empresas como de la capacidad adquisitiva de los hogares.
El 2021 será un año fiscalmente difícil pues la recaudación será insuficiente para cubrir los gastos y se cubrirá el déficit con emisión de deuda. Ambos elementos hacen más costoso y valioso el recurso público durante el 2021. Todas las medidas que contribuyan a agilizar la ejecución del presupuesto con eficacia, eficiencia y transparencia serán fundamentales para impulsar, no sólo un rebote estadístico del PBI, sino especialmente una recuperación del capital físico y capital humano que sostengan una senda nueva al desarrollo. Nuevos motores de crecimiento sostenido serán responsabilidad del nuevo gobierno, pero mantener la estabilidad macrofiscal del presente año dependerá de las decisiones que el actual gobierno ejecute.
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