Al momento en que escribo esta columna, Estados Unidos parece encaminado a un segundo cierre parcial del gobierno federal en lo que va del año. Tras concluido el primer cierre con una derrota para el Presidente Trump, Demócratas y Republicanos han estado negociando un acuerdo que evite que nuevamente, miles de empleados federales se queden sin sueldo. No han sido negociaciones fáciles y nadie esperaba que lo fueran. Pero para alivio de muchos, los negociadores pudieron superar sus diferencias y llegar a un arreglo: el Congreso aprobaría una asignación de $1,375 millones para la reforzar la seguridad a lo largo de 85km de la frontera sur estadounidense.
En diciembre del año pasado, el Congreso le propuso a Trump una asignación de $1,600 millones de dólares, que el Presidente rechazó porque se quedaba corto de los $5,700 millones que había solicitado para construir 345km de su muro. El resultado de este tranque fue un histórico cierre del gobierno federal que se extendió por 35 días y que costó $6,000 millones. No es sorpresa que Trump se haya manifestado insatisfecho con un acuerdo que sería una clara derrota y que, además, podría traerle críticas de sus bases políticas (incluyendo a influyentes comentaristas de la cadena de televisión Fox).
Es claro que los Republicanos no quieren enfrentar los costos políticos que conllevaría un segundo cierre causado por la intransigencia infantil del presidente. Está por verse si Trump aceptará esta segunda derrota y aprobará el acuerdo, o si causará otro cierre gubernamental de consecuencias impredecibles.
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