En momentos de incertidumbre laboral es natural cuestionarse si es hora de un cambio laboral o si nuestro trabajo todavía nos ofrece oportunidades. Sin embargo, antes de tomar una decisión tan significativa, es crucial reflexionar sobre nuestro entorno y nuestras metas profesionales.
Es normal que tengamos días menos productivos que otros. Sin embargo, para algunos, este proceso se repite a diario, llegando incluso a pasar del aburrimiento a sentimientos más pesados. ¿Es normal buscar algo mejor o estamos siendo egoístas?
Comencemos por dejar de estigmatizar el sentimiento de culpa. Pasamos la mayor parte de nuestro día en el trabajo, por lo que es importante buscar un equilibrio positivo. Por ello, es crucial para nuestro bienestar el poder aclarar nuestra situación laboral. Sin esta claridad, podríamos estar tentados a abandonar un trabajo que aún podría ofrecernos oportunidades de crecimiento, o, por el contrario, quedarnos y estancarnos. Es natural dudar de nuestro trabajo en ocasiones, por lo que debemos hacernos algunas preguntas antes de decidir si podemos mejorarlo o si requiere un cambio.
Comencemos por la pregunta más evidente. ¿Trabajamos en un ambiente tóxico? Podemos tener un jefe tóxico que se apropie de nuestros logros o una organización que nos vea como una pieza reemplazable. Podríamos acostumbrarnos a ello y pensar que es normal. Si constantemente nos sentimos incómodos en el trabajo, podría ser una alarma.
¿Qué nos gusta de nuestro trabajo? La diferencia entre un trabajo que puede mejorar y uno que nos hace miserables depende de esta respuesta. Pensemos en las partes positivas: colegas bien capacitados, programas de formación, oportunidades de crecimiento. Podríamos, quizás, solicitar proyectos que estén alineados con los aspectos que nos gustan y así mejorar nuestra situación.
¿Estamos dando nuestro mejor esfuerzo? A veces resultamos ser nuestro propio enemigo. No necesitamos ser entusiastas o máquinas incansables. Sin embargo, detestar nuestro trabajo y no darle una oportunidad es la receta de un círculo vicioso sin resultados.
¿Quiénes son tu círculo? La negatividad atrae o contagia más negatividad. Cuando todos en el círculo amical conversan sobre los aspectos negativos del trabajo o de la oficina, esto tiende a alimentar algo que conocemos como “sesgo negativo”, donde nuestro cerebro se enfoca en las experiencias negativas.
No tire la toalla muy rápido por una experiencia que podría mejorar. A veces aprendemos intentando y aunque la sensación no sea placentera, nos ayuda a crecer.
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