Era 2012, el apogeo de las cámaras digitales, las memorias USB, los relojes inteligentes y la creciente popularidad de Netflix. Mientras que la tecnología iba mezclándose en nuestra rutina diaria, hubo una empresa que optó por no innovar y hacer caso omiso a la creciente demanda por las tecnologías digitales por temor a canibalizar sus otras líneas de producto más tradicionales. Esta empresa es Kodak y en el 2012 se declaró en bancarrota.
Las acciones de la empresa se desplomaron, sus ventas fueron disminuyendo cada vez más con el tiempo y poco a poco fuimos olvidándonos de la empresa tal como hicimos con Blockbuster para tenerla como un buen recuerdo en nuestra memoria y coleccionar sus cámaras como reliquias.
Sin embargo, ¿realmente una empresa está destinada al fracaso cuando se declara en bancarrota? La respuesta depende mucho de la empresa y de su estrategia. Hay empresas que se declaran en bancarrota como las aerolíneas por los altos costos fijos que enfrentan y para restructurar su capital buscando ser más eficientes. Por otro lado, hay muchas otras que no logran resurgir de la bancarrota y quedan diezmadas, especialmente cuando su estrategia está basada en permanecer con su manera usual de hacer negocios. Blockbuster se vio amilanada por la amenaza de Netflix, al punto que su incapacidad de reaccionar y transformarse la llevó a cerrar locales hasta quedarse con uno solo en el mundo que es más una atracción turística que un negocio en sí.
Existe un punto en el que la amenaza se vuelve el líder y desplaza a las demás empresas más tradicionales del mercado, volviéndose difícil de competir con ella. Sin embargo, una vez más, la realidad nos demuestra que no todo está perdido. Kodak ha entendido que perdió el negocio de las cámaras y, aprovechando el contexto actual, accedió a obtener un préstamo de 765 millones de dólares del gobierno estadounidense bajo el Acto de Producción para Defensa (DPA por sus siglas en inglés) que permite a empresas a acceder a préstamos para la producción de recursos necesarios en una emergencia nacional. Kodak ha cambiado totalmente su giro de negocio hacia la producción de químicos usando su ya capacidad instalada y tecnología con la que producía los químicos para sus rollos fotográficos. Esto nos da una lección: reinventarse o reestructurarse no significa solo cambiar unas líneas de negocio, sino que también podemos apelar a ver el panorama completo y aprovechar las oportunidades que el mercado nos ofrece con los recursos y experiencia que ya tenemos.
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