En mayo de 2018, un grupo de funcionarios públicos y académicos tuvimos la oportunidad de visitar Beijín y Shanghái, invitados por el Ministerio de Comercio de la República Popular China. En la visita a la Academia China de Ciencias Sociales (CASS, por las siglas en inglés), específicamente al Instituto de Estudios de América Latina, me sorprendieron gratamente tres presentaciones: la del profesor Wu Guoping (“Gobernanza y el modelo económico de China: cambios y su evolución después de 1978”), la del profesor Cai Fang (“Desarrollo económico de China: historia, actualidad y perspectiva”) y la del director de la Escuela de Posgrado de CASS, profesor Huang Xiaoyong (“Evolución y perspectivas del desarrollo económico de China”).
El profesor Wu Guoping ahondó en un interesantísimo análisis sobre la evolución de las principales variables económicas y sociales a partir de las reformas implementadas en 1979 (“Política de la Reforma y la Apertura”) por el Partido Comunista Chino y lideradas por Deng Xiaoping. Uno de los indicadores de resultado más apreciados por los economistas es la evolución del PBI per capita (que es una suerte de medición de la productividad laboral media agregada de una sociedad). Con base en información del Banco Mundial, el profesor Wu Guoping mostró que, en el período 2008-2016, este indicador casi se duplicó, lo que implica una tasa promedio de crecimiento, en dicho período, del 7% anual.
El profesor Cai Fang hizo especial referencia a la evolución del denominado “bono demográfico” y su relevancia económica y social en la Política de la Reforma y la Apertura. Como sabemos, el bono demográfico se presenta cuando el número de la población en edad de trabajar (14 y 59 años) supera a la población dependiente (niños y ancianos). En la figura 2 apreciamos que en el período 1980-2010, la brecha entre la población en edad de trabajar (working population) con respecto a la población dependiente ha tenido consistentemente un comportamiento neto favorable, lo que efectivamente ha contribuido al sostenimiento de la capacidad y estructura productivas en China y su creciente posición hegemónica en la economía y política globales.
Sin embargo, observamos que la proyección de la evolución del bono demográfico para China, a partir de la presente década, muestra cada vez un saldo menos favorable, cuyo punto crítico se mostraría en 30 años. ¿Cómo se podría explicar este “punto crítico” para China en 2050? Como que cerca de 700 millones de personas (en edad de trabajar) deben generar la riqueza necesaria y suficiente para poder financiar los bienes y servicios demandados por otros 700 millones de ciudadanos chinos (niños y fundamentalmente ancianos). Para que eso suceda, la población en edad de trabajar –entre otras medidas– tiene que incrementar sustancialmente su nivel de productividad laboral, lo que implica pensar en otra matriz productiva (internet de las cosas, industria 4.0, 5 G, inteligencia artificial), pues la actual configuración productiva sería absolutamente insuficiente para mantener el equilibrio estratégico entre un alto crecimiento económico y equidad, que justamente es la piedra angular en la que se sustenta la legitimidad política y social del Partido Comunista Chino: una especie de contrato social no escrito.
Este cambio de matriz productiva, en términos de Ricardo Hausmann, director del Centro para el Desarrollo Internacional de la Universidad de Harvard, implicaría que China tiene que buscar el incremento de su índice de complejidad económica (ECI) en un lapso relativamente breve, y esto significa un enorme desafío con evidentes consecuencias en el campo de la economía política regional y global.
Finalmente, el profesor Huang Xiaoyong hizo referencia sobre algunos recientes hitos muy relevantes para China:
- En 2013, el presidente Xi Jinping propuso la “Iniciativa de la franja económica y la ruta de la seda marítima del siglo XXI” y el “Sueño chino”.
- En mayo de 2015, el primer ministro chino Li Keqiang propuso el plan “Made in China 2025”.
- En diciembre de 2015, se fundó el Banco de Inversión de Infraestructura de Asia.
- A finales de 2016, el renminbi chino (RMB) se sumó al dólar de EE. UU., al euro, al yen y la libra esterlina británica en la composición de la canasta de los Derechos Especiales de Giro del Fondo Monetario Internacional.
- China es actualmente una de las economías más superavitarias con respecto a la balanza en cuenta corriente, y, por lo tanto, es una economía exportadora neta de capitales.
En la ceremonia de clausura del evento académico en CASS, y con la diplomacia debida, se le comentó al profesor Huang Xiaoyong sobre lo que él había denominado “socialismo con características chinas”, lo que en términos pragmáticos también podemos enfocar como un “capitalismo con características chinas”. La respuesta del profesor resumió la actual semiótica del espíritu chino: “Muy interesante”.
Hoy, podemos afirmar que la vigente guerra comercial entre Estados Unidos y China no es simplemente un tema de saldos en las cuentas de sus balanzas de pagos. No habrá “fin de la historia” como lo presagió Francis Fukuyama en 1992. Esto recién empieza.
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