¿En estas Fiestas Patrias estamos los peruanos mejor, peor o igual que cuando nuestros antepasados declararon la independencia? Para responder a esta pregunta debemos recordar que en 1821 el Perú tenía más o menos 1 millón y medio de habitantes, el 90 % de ellos en situación de pobreza, y había una inmensa división social entre criollos, indios y esclavos. De hecho, don Hipólito Unanue, el primer ministro de Economía y uno de los muchos héroes civiles que pocos recordamos, no tenía dinero ni siquiera para pagar el sueldo de los empleados públicos.
Hoy, las cosas han mejorado inmensamente y a pesar de los graves problemas que vivimos, cuando en nuestros estudios preguntamos a los peruanos si sienten que hoy viven, mejor, igual o peor que sus padres; usted, paisano, que nos escucha o nos ve, hágase la siguiente pregunta también.
El 8 % responde que está peor, el 30 % que está igual, y 62 % que está mejor que lo que estuvieron sus padres cuando tuvieron su misma edad. Y la respuesta es similar cuando preguntamos si creen que mejorarán o no en los próximos meses. Es cierto que hoy tres de cada diez peruanos están en situación de pobreza. Pero también es cierto que nunca como hoy en nuestra historia se ha dado que las clases medias – y no los pobres – sean la mayoría. De hecho, la pobreza en México o en Colombia, por citar solo algunos ejemplos, es mayor que la de Perú.
¿Será que eso ha ocurrido porque tenemos buenas autoridades? Es la pregunta que debemos hacernos, entonces. Desgraciadamente, no. Y lo vemos en muchas de las autoridades que tenemos hoy.
Más bien, las mejoras se deben a que, a pesar de las grandes dificultades que tenemos, los peruanos seguimos siempre el sentido profundo del himno nacional; que más que celebrar que somos libres, es repetir el seámoslo siempre, prometer que trabajaremos para ser libres siempre; y eso, aunque nadie lo diga con la fuerza que merece, lo muestra el que seamos uno de los países con la mayor cantidad de empresas por familia en el mundo y que trabajamos más de 2 000 horas por año, mientras en la mayoría de países desarrollados se trabaja alrededor de 1 500 horas. Eso, por supuesto, sin contar las horas que pasamos en la combi o en el instituto.
¿Qué nos toca, entonces, hacer este 28 de julio? Primero, celebrar que somos un país libre, pero sobre todo renovar la promesa, el voto solemne de que trataremos de ser más libres con nuestro esfuerzo. Que en lugar de solo quejarnos y paralizarnos por las malas autoridades que tenemos, trabajaremos para avanzar a pesar de ellas y, sobre todo, que escogeremos mejor a las que vendrán después. Que seguiremos buscando libertad y progreso sin esperar a que otros lo hagan por nosotros. Y si no, como cantamos en el himno, que nos niegue sus luces el sol.
Más que preguntar si estamos mejor, peor o igual que hace 203 años, queda entonces, para usted, paisano, la siguiente pregunta: ¿Qué podemos hacer los peruanos? ¿Qué puede hacer usted para que estemos mejor en los años que vienen? Les deseo felices Fiestas Patrias.
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