Mientras que miles de trabajadores de salud mueren en cumplimiento de su deber durante la pandemia, otros se convierten en promotores de ventas de las grandes transnacionales fabricantes de fórmulas para recién nacidos, en vez de cumplir con las políticas sanitarias que promueven la lactancia materna, una práctica que hace posible el desarrollo saludable del niño, el fortalecimiento de su sistema inmunológico, además de los vínculos emocionales que conlleva.
Esto ha ocasionado que solo 6 de cada 10 mujeres sostenga la lactancia materna exclusiva para sus recién nacidos en los ámbitos urbanos, mientras que en ámbitos rurales son 8 de cada 10. El negocio ha tenido más éxito entre las mujeres con educación superior, de las cuales solo 52,3 % sostiene la práctica. Pero ¿Qué está pasando durante la pandemia? Se sabe de casos difundidos en las redes de mujeres que han dado a luz en hospitales y han recibido latas de fórmula de regalo bajo el argumento que siendo sospechosas del contagio o habiendo contraído la COVID-19 no deben amamantar a sus hijos o que la fórmula tiene más beneficios que la leche materna. No es de extrañar el crecimiento de las ganancias obtenidas por las trasnacionales a la par que disminuyen los recién nacidos que disfrutan del primer y principal alimento fundamental para sus primeros seis meses de vida.
Ante esta situación, UNICEF y el Ministerio de Salud están librando una campaña para hacer prevalecer las políticas que establecen que las fórmulas no deben ser promocionadas en ningún establecimiento de la red de salud, pero además aclarar a la población que no existe investigación alguna que compruebe el contagio de la COVID-19 a través de la leche materna, por el contrario, se conoce desde hace muchos años sus enormes beneficios. Lo que es importante conocer es que las mujeres en sospecha o contagiadas por la COVID-19 deberán seguir un conjunto de recomendaciones para seguir amamantando a sus hijos, las mismas que han sido contempladas en la Resolución Ministerial 245-2020-MINSA que aprueba la directiva sanitaria para la prevención y atención de la gestante y el recién nacido con riesgo o infección por COVID-19.
Una vez más queda evidenciado lo peligroso de anteponer el lucro al a vida, aprovechando el miedo y la incertidumbre que ha producido la pandemia y haciendo creer a las mujeres que ofrecen leche, cuando no lo es. Los estudios confirman que son sustancias altas en carbohidratos, azúcares y lactosa que pueden producir daños a la salud de los bebes, pero una vez introducidas en la dieta diaria, será insostenible por los altos costos y reemplazadas por leche de tarro y harinas. Hacemos un llamado a defender los derechos a la salud y alimentación de las niñas y niños recién nacidos y exigir justicia para que esas empresas sean sancionadas.
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