En todas o casi todas las campañas electorales y cambios de gestión, nunca falta un candidato a la presidencia o al Congreso que opine que es necesario crear, fusionar o eliminar ministerios. Si bien la iniciativa para debatir y poner a consideración cambios en la estructura de nuestro Poder Ejecutivo no es mala en sí misma, propuestas de este tipo deben darse en base a la evidencia y lecciones aprendidas.
Hace poco, una de las ideas que estuvo presente en los medios de comunicación y redes sociales es pasar el sector turismo al Ministerio de Cultura (Mincul). ¿Esto es viable? Intentaremos responder esta pregunta en base a la evidencia.
Desde el Instituto Indigenista, o incluso antes, la necesidad de contar con una entidad especializada en la defensa y protección de los derechos de los pueblos indígenas es evidente, urgente y necesaria. El Perú es un país con un patrimonio cultural único que nos llena de orgullo y nos diferencia del mundo. Los conocimientos indígenas y la riqueza de cada una de nuestras etnias han esperado durante décadas para forjar una institucionalidad estatal que escuche estas voces y atienda a las necesidades de los peruanos que han resistido muchas veces en la historia para no desaparecer. El camino ha sido muy lago, se contó con la Comisión Nacional de Pueblos Andinos y Amazónicos (Conapa), el Instituto Nacional de Desarrollo de los Pueblos Andinos, Amazónicos y Afroperuano (Indepa) y actualmente con el Viceministerio de Interculturalidad en el Mincul.
La necesidad de fortalecer a este viceministerio es una lucha constante de los pueblos y de sus organizaciones representativas. La pandemia evidenció la vulnerabilidad de las poblaciones indígenas, los años de retraso y la indiferencia que se refleja en sus condiciones de vida y la vulneración de sus derechos como la salud, la educación e incluso la defensa de la seguridad jurídica de sus territorios.
En este escenario, la propuesta de incorporar el Viceministerio de Turismo al Mincul representa un ninguneo más a los pueblos indígenas porque, nuevamente, se evidencia que estos peruanos no están dentro de las prioridades de algunos políticos que dirigen el país. Existe una necesidad de fortalecer el Viceministerio de Interculturalidad, dotándolo –por ejemplo– de un mayor presupuesto, pero el foco de atención se desvía hacia otros intereses.
¿No sería más idóneo pensar en cómo fortalecer este viceministerio, incluso debatir la idea de volverlo un ministerio? ¿Cuál es el sustento para proponer incorporar un sector tan complejo como el Turismo a un ministerio relativamente joven que aún no resuelve sus necesidades?
El Ministerio de Cultura tiene un reto muy grande que abarca a más de 5 millones de peruanos y peruanas, incluyendo a los pueblos indígenas en aislamiento o contacto inicial, que necesita los máximos niveles de protección. El presupuesto de este ministerio y el reto que enfrenta nunca han estado equiparados; buscar la protección de los pueblos en aislamiento implica tener un seguimiento y control de más de cuatro millones de hectáreas.
Es necesario, pensar en el nivel de afectación que una decisión de este tipo podría tener en la diversidad de actores involucrados. Más que buscar fusiones, necesitamos fortalecer y consolidar la institucionalidad indígena. El Ministerio de Cultura tiene retos y tareas muy grandes; para cubrir la deuda histórica que tenemos con nuestros pueblos se debe levantar como el ente articulador que lidere la defensa de los derechos de estos peruanos en temas críticos como salud, educación, género. Asimismo, se necesita proteger a los defensores ambientales de derechos humanos indígenas en la protección de sus territorios y de los recursos naturales.
En definitiva, son muchas las tareas pendientes. El camino es muy largo, aún debemos seguir construyendo sobre lo que tenemos, fortaleciendo bases, no debilitando nuestros cimientos.
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