Para los especialistas, cuando sucede una crisis mundial se producen dos hechos antagónicos; por un lado, ocurre una pérdida de empleos a un ritmo acelerado y, por el otro, aumenta la necesidad de mantener motivado y reforzar la gestión del talento que permanece dentro de las organizaciones. En esa línea, las áreas de talento se enfrentan a un panorama en el que es aún más relevante fomentar nuevas habilidades en los equipos, facilitar entornos digitales colaborativos e impulsar políticas más flexibles.
Como punto de partida, este entorno supone para las organizaciones una oportunidad para rediseñar las políticas internas de recursos humanos y apostar por grupos profesionales más articulados, donde prime la autogestión. En esa línea, el trabajo remoto ha puesto en evidencia que es cada vez más importante implicar a los profesionales en su propia gestión y desarrollo profesional. Por ello, el reto de los equipos estará precisamente en asegurar el uso correcto de los recursos y activos de la empresa.
Asimismo, y vinculado a lo anterior, la forma en que medimos y reclutamos el talento también va a cambiar. En un ecosistema remoto, necesitamos replantear indicadores e incorporar nuevas herramientas de medición digital. En el mercado ya existen soluciones como Building Mia, elaborado por The Key Talent, que permite conocer los hábitos digitales del colaborador, su estilo de trabajo y el nivel de conocimiento sobre determinadas herramientas. Estas soluciones aportan información objetiva y permiten tomar decisiones asertivas a distancia.
Del mismo modo, otro aspecto relevante para la gestión del talento en tiempos de crisis es la correcta optimización del tiempo. A inicios de julio, Microsoft publicó el reporte “Índice de tendencias laborales”, donde evalúa cómo evoluciona el trabajo a medida que el mundo cambia a nuestro alrededor. Entre sus principales hallazgos, destaca el incremento de un 10% en las reuniones semanales y el aumento de hasta un 23% de los correos fuera del horario laboral. Además, la investigación proyectó que el trabajo durante los fines de semana se elevó en más del 200%.
Todo esto pone en evidencia la importancia de agilizar el uso compartido del tiempo y reforzar temas como la puntualidad, dinamizar estatus y presentaciones, evitar las reuniones innecesarias, entre otros. Cada vez más, el tiempo se convierte en uno de los activos más importantes para todos, dentro y fuera de la organización. Por esta razón, el nuevo contexto generado por la COVID-19 ha impulsado la reestructuración de negocios, procesos, contrataciones y la forma en la que gestionamos nuestros equipos de trabajo. Sin embargo, debemos observar estos cambios como una oportunidad para reforzar valores, fomentar nuevas habilidades, e innovar para construir equipos de trabajo más creativos, comprometidos, competitivos y alineados con los nuevos retos de la empresa y del mercado.
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