La laicidad o separación del poder civil y el poder religioso nace no solo por el mandato evangélico, resumido en la frase de Jesús: “Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios”, sino también gracias a los aportes de la filosofía griega, pensamiento medieval y la civilización oocidental. Así lo dijo el experto en Medio Oriente, Gerardo Ferrara.
Sin embargo, así no ocurre así en el Islam. En el Islam, la autoridad civil y religiosa se centra en una única persona, porque Mahoma era una autoridad civil y religosa al mismo tiempo. La figura del gobernante, Jalifa o Sultán tiene que ser un muslmán, considerado príncipe de los creyentes.
“En el islam, un ciudadano con plenos derechos solamente puede ser musulmán. En cambio, los cristianos y judíos son considerados ciudadanos de segunda categoría, que aceptan ser sumisos o sometidas al islam, pagando más impuestos que los musulmanes y sin poder ejercer públicamente su religión”, dijo.
“Todo esto ha llevado que muchos musulmanes en Israel y Palestina no quieran vivir en un estado islámico como Hamás, pues la mayoría de los palestinos son más secularizados, sean los que viven en Israel o Cisjordania”, explicó Ferrara, también historiador y escritor.
Para el experto, los cristianos en este momento tienen un papel de mediación, como siempre ha sido en todos los países islámicos donde hay minorías cristianas. Y señala los dos factores que explican esto: La formación, porque cristianos tienen las mejores escuelas y forman indistintamente a judíos, musulmanes y cristianos.
Y segundo, “los cristianos se mezclan mas fácilmente con los judíos y musulmanes. En el Líbano pasa lo mismo. Los cristianos viven con los chiítas y sunitas. Así pasa también en Israel. Los cristianos son capaces de vivir con judíos y musulmanes y también ser un factor de unificación y de perdón”, dijo.
Judíos y musulmanes no tienen acentuada en su cultura el perdón, porque tienen algo de rivalismo o legalismo del Antiguo Testamento o el Corán. “Lo que hace falta entre varios pueblos de Palestina e Israel es reconciliación y perdón”, comento el también catedrático Gerardo Ferrara.
Y agregó que “cuando una persona está herida, quiere venganza. Pero este conflicto tiene más de 150 años. Cada vez hay más heridas que se acumulan y hay más odio entre los dos pueblos. Falta mayor comunicación, perdón y reconciliaición, y en esto, solo los cristianos pueden ayudar”.
Origen del problema árabe isarelí
Según Ferrara, el problema árabe israelí nació a finales del siglo XIX, cuando surge la ideología del sionismo. El sionismo no era una ideología religiosa, sino que era y es una idelogía con base laica y socialista. En ese entonces, la población de Palestina era 90% musulmana, 16% de cristianos y 4% de judíos.
A partir de finales de siglo XIX y, aún más, con la primera y sobre todo la segunda guerra mundial, los judíos dejan Europa y se fueron a Palestina. Así nació oficialmente la cuestión árabe israelí, cuando surge el sionismo, una ideolgía que nace en Europa con base laica y socialista.
El sionismo fue fundado por el judío no observante Theodor Herzl. Si bien Herzl se dió cuenta que a partir de la Revolución Francesa, todos los ciudadanos tenían plenos derechos, los judíos radicados en Europa podían seguir siendo víctimas de exterminio y discriminación, como pasó con el nazismo.
El sionismo es la ideología responsable de la creación del estado de Israel. A partir de entonces, se crearon movimientos y fundaciones para garantizar la emigración de los judíos a Palestina. Israel fue creado como un estado socialista y no religioso, donde judíos —hombres y mujeres— puedan ser tratados con total igualdad.
Si bien, se puede decir que el estado de Israel es un estado laico, también es cierto que, sobre todo, en los últimos años, hay cada vez más presencia de fundamentalistas religiosos judíos al interior de las estructuras sociales y políticas del Estado. Y esto ha complicado la guerra con Gaza.
Por eso, como señala Ferrara en su artículo La tierra demasiado prometida, para que mejore la situación de los cristianos, pero también la de todos los pueblos de Tierra Santa, hay que poner fin cuanto antes al radicalismo o fundamentalismo religioso judío y musulmán, perjudicial para todas las partes implicadas.
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