Creemos que porque el matrimonio está en crisis puede acabar. Puede acabar si no entendemos bien qué es lo que nos está pasando, por qué nos está pasando y qué deberíamos esperar después de ella. Así lo señaló Andrés D´ Ángelo, experto orientador familiar y autor de Catholic Link.
“Las crisis en el matrimionio van a suceder, tienen que suceder y es bueno que sucedan. En estas crisis es que hay una parte de nuestra concepción de vida, de nuestra forma de vernos como pareja, como esposos o algo externo que va a tener que cambiar la dinámica en el comportamiento de la pareja”, dijo.
Durante una entrevista en Felicitas, D´Angelo, explicó que son siete crisis relacionadas al matrimonio. “Superada cada una de las crisis, habrá una mejora de la vida conyugal siempre y cuando las pasemos en familia. El matrimonio no es el problema, el matirmonio es la solución de la crisis”, explicó.
“Las crisis hay que superarlas juntos. Es estar poniendo constantemente lo mejor de nosotros mismos en tiempos de calma, es decir, cuando no estamos en crisis”. Esto implica -según dice- tener confianza ciega en el cónyugue más que en uno mismo y porque somos diferentes vamos a encarar los problemas de modo diferente.
“Las diferencias son nuestra fortaleza. Puedo ayudar a mi esposa con mi estabilidad emocional cuando está superada por las emociones y ella puede ayudarme en poner en palabras mis miedos, dificultades o inquietudes. Los talentos que Dios nos dio son complementarios. Todo lo que a mí me falta lo tiene mi esposa”, explicó.
Reciprocidad en el amor conyugal
Se piensa que la reciprocidad es un toma y daca y que cada uno da el 50%. Sin embargo, la reciprocidad significa que los dos damos el 100% siempre que podamos, ya que cuando atravesamos una crisis personal es muy dificil que demos el 100%. Es importante tener en cuenta que las crisis personales afectan a la pareja.
“El 90% de las crisis se resuelven muy bien y rápidamente. Si la crisis se conoce, se encara juntos y se confía en nuestro conyuge quiere lo mejor para mí, estamos en ventaja, porque son dos cabezas pensando. Y cuando pertenecen al mismo cuerpo, somos el mismo cuerpo, una sola carne”, explica D’ Angelo.
Las crisis tienen un sentido y apuntan a fortalecer al matrimonio. “El hombre es un ser familiar e intrínsicamente necesitado de compañía. El hombre necesita a otra persona para dar lo mejor de sí mismo. El donarme a mi esposa y que ella se done a mí hace que seamos un buen equipo y entre los dos seamos una mejor persona”, acota.
Para superar las crisis en el matrimonio -explica- es importante desarrollar herramientas fáciles de aprender como el conocimiento, el saber que vienen crisis, qué hacen y en qué nos convierten. Saber cuáles son mis fortalezas y las de mi pareja, así como tener resiliencia que es la capacidad de adaptarse a los cambios.
“Con la resiliencia superamos las crisis. Es necesaria la paciencia, saber sufrir y la fortaleza frente a la adversidad. El amor integrador -como decía Santa Teresa de Lisieux- es el que sabe ver en el otro sus luces, conoce sus sombras, pero está poniendo de manifiesto permanentemente sus luces”, señala el especialista.
Las siete crisis en el matrimonio
Primera crisis: El enamoramiento
En esta crisis hay que tener en cuenta tres cosas: Estamos en estado de obsesión. Nuestro cerebro no esa funcionando como corresponde. El enamoramiento es un proceso que nos va a llevar del amor instintivo, físico, animal de la atracción sexual primaria de nuestra primera obsesión, si lo hacemos bien, a un amor maduro y realista. Este proceso es difícil porque estamos en estadío de obsesión, hay que pasar de los instintos, al cortejo, la convicción, la reafirmación hasta llegar al compromiso, que se da al día siguiente de la boda.
Segunda crisis: La convivencia
Al convivir 24 horas los siete días de la semana empiezan a haber muchos roces. Se van a acomodar nuestras personalidades. Esta crisis ayudan a formar el equipo frente a la realidad que nos toca vivir. Es el fin de la luna de miel. Se termina el enamoramiento. Es cuando vamos a repartir responsabilidades y a organizar la vida de casados.
Tercera crisis: Crisis conyugal
Esta crisis viene con el nacimiento de los hijos. Se incorpora un nuevo rol. Dejamos de ser esposos exclusivamente y pasamos de ser esposos a padres. La intimidad conyugal cambia con la llegada de los hijos. El hombre es el guardián de la la intimidad conyugal, pues ayuda a mantener el lecho conyugal. El amor de padres hace madurar y crecer el amor conyugal. A través de esta crisis el martrimonio se enriquece.
Cuarta crisis: el comezón del séptimo año.
Esta crisis se da entre los cuatro y siete años de casados cuando la pareja se arutina.
Quinta crisis: Crisis de la mediana edad
Es cuando empiezan a morir los padres. Empiezan las crisis personales por separado que no siempre se dan a los dos juntos. El otro puede ayudar, pero pasar por esta crisis será un proceso personal. Es cuando los hijos ya no dependen tanto de la madre.
Sexta crisis: Del nido vacío
Es cuando esos niños, que alteraron la relación conyugal, vuelan y la pareja se queda sola. Esta crisis tiene dos problemas. La generación boomerang: cuando lanzamos al mundo a nuestros hijos y ellos regresan. La pareja comienza a recuperar la intimidad y de vivir nuevas formas de intimidad conyugal. Empiezan a incorporarse el rol de los abuelos y suegros. Esta crisis es mejor que el noviazgo. Es como una nueva luna de miel. La pareja planifica muchas cosas que pueden ser maravillosas, como estudiar o trabajar juntos.
Séptima crisis: Final del matrimonio y viudez
¿Qué pasa cuando sucede en medio de alguna de estas crisis? ¿Mi esposa sabe mis cuentas bancarias y números de claves? ¿Tenemos un seguro de vida o algún tipo de recaudo para mi esposa e hijos? La muerte es parte de la vida y hay que hablar con toda apertura.
Para D´ Angelo, la conflictividad conyugal es normal. “Es muy probable que las parejas que no tuvieron conflictos alguno de los dos se haya resignado, se haya rendido completamente o que sea una relación disfuncional de amo y esclavo. Van a tener problemas en el futuro, incluso problemas de salud mental”, señaló.
Finalmente, D´Angelo explicó que el perdón es una herramienta clave para atravesar una crisis matrimonial. “Perdonar es volverse a dar por entero. Un buen matrimonio es la unión de dos buenos perdonadores”, acotó. Para el experto, la herramienta más importante es el perdón, pues si no hay perdón las crisis aniquilan la pareja.
Comparte esta noticia