La conductora de "En boca de todos" aseguró que espera “que todo regrese a su cauce”.
Han sido varias las oportunidades en las que la conductora del programa "En Boca de Todos", Tula Rodríguez ha recordado a su esposo, el exgerente de Televisión Javier Carmona, quien hace poco más de un año cayó en estado vegetativo.
“Hoy hace un año Dios nos mandó la prueba más fuerte para nuestra familia, familia que construimos con su bendición. Gracias Javier por todos estos años de amor”, escribió Rodríguez junto a una fotografía del día de su matrimonio, en la que ambos posan en compañía de su pequeña hija Valeria, a quien llamó una “guerrera invencible”.
Esta vez la exvedette ha sido consultada nuevamente sobre el estado de su esposo, quien sufrió un infarto en agosto del 2018, y ha revelado que aun no pierde las esperanzas de que este despierte.
"Está todo mucho más tranquilo. Estamos esperando la respuesta de Dios y que venga el milagro. Nos encontramos muy ansiosos de que todo regrese a su cauce, pero vamos a respetar las decisiones de Dios”, aseguró durante una entrevista para el segmento América Espectáculos.
EL DIAGNÓSTICO DE JAVIER CARMONA
Cabe recordar que el exgerente de televisión ha sido diagnosticado con un trastorno vegetativo persistente, una condición no reversible, que se caracteriza por una estado sin actividad cognitiva. "En esta disfunción existen ciertos criterios que se cumplen como la falta de consciencia, la presencia de la respiración y un estado de sueño- vigilia. A veces responde, pero más como reflejos involuntarios. Es alimentado por medio de sondas", explicó el Consejero Médico de RPP Noticias, Elmer Huerta.
El caso del esposo de Tula Rodríguez evolucionó de un aneurisma con derrame cerebral a una falta de oxígeno en el cerebro por más de cinco minutos. Esto tuvo como consecuencia, en primer lugar, un estado de coma y luego el estado vegetativo persistente, que posee un tiempo vital de entre dos a cinco años.
De acuerdo con Huerta, una persona con trastorno vegetativo persistente es incapaz de interactuar con quienes lo rodean, debido a que no se sabe si este puede escuchar o no, además de que pierde la capacidad del lenguaje para comunicarse.
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