Periodista colombiano José Orlando Ascencio, sub Editor del diario El Tiempo de Bogotá.
La noticia de una posible Copa América compartida con Argentina tomó por sorpresa a los hinchas colombianos, que veían muy lejana la posibilidad de volver a recibir el torneo, tras la única vez que se jugó aquí, en 2001. Pero hay muchas cosas que no están claras de ese asunto.
El primer problema aparente de una Copa de esas características es el geográfico. Ni siquiera son países limítrofes y el desplazamiento de un país a otro no es fácil. Solo de Bogotá a Buenos Aires, el vuelo directo dura 5 horas y 45 minutos. Y si a eso se suma, en el caso de Colombia, que la única posibilidad de moverse rápido internamente es por avión, pues eso es un problema adicional, más si, como se llegó a plantear, entre las sedes también estarían ciudades como Cali, Medellín y Barranquilla, que implicaría al menos entre 30 y 60 minutos más. Eso, para los equipos. Porque muchos hinchas se moverían en bus y los tiempos son aún más largos.
Lo segundo es el tema de la distribución de los grupos: una "zona norte" y una "zona sur", como se planteó, es, en la práctica, hacer dos torneos diferentes, que solo se juntarían para una fase final. No tendría lógica. Y menos, si se acogen los otros planteamientos: fase de grupos en Colombia y finales en Argentina, o cuartos de final y semifinales en cada país y final en Argentina. Eso ya es una desventaja deportiva para el que sea semifinalista en Colombia.
Suena como una decisión apresurada repartir la Copa entre los dos extremos de Suramérica. Claro, sería un orgullo para Colombia recibirla, pero no tiene mucha pinta de que haya equidad.
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