"Tenemos que seguir corrigiendo y mejorando", declaró Ricardo Gareca tras el triunfo ante Croacia. No todo es perfección futbolística en la 'Blanquirroja'.
La Selección Peruana ha vuelto a sonreír luego de amargos años de derrotas y fracasos. Recuperó la memoria histórica de la técnica y el buen toque y le añadió eficacia en ataque. Lo ha hecho amparado en un proyecto serio y coherente liderado por Ricardo Gareca y con un plantel donde la figura siempre es el colectivo. Hoy el presente invita a soñar, pero el futuro obliga a seguir trabajando.
"Tenemos que seguir corrigiendo y mejorando. Estoy conforme con el rendimiento de los muchachos", declaró el 'Tigre' al finalizar el cotejo ante Croacia. No era solo una declaración que invitaba a la prudencia, sino que era una realidad que exige al estrega. Pese a la exhibición de buen fútbol la noche del viernes en el Hard Rock Stadium, hay mucho por mejorar en la 'Blanquirroja'.
Una frase para adoptar. "El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos", expresó sabiamente Marcelo Bielsa. Eso precisamente es lo que tiene que evitar la Selección Peruana en momentos donde lleva 12 partidos invicto y la hinchada ya los vislumbra en octavos de la Copa del Mundo.
Perú es fuerte en el colectivo, con un esquema titular que ya parece conocerse de memoria. La defensa juega segura, anticipando siempre a los atacantes, saliendo tocando cuando la ocasión lo amerita y con laterales que pasan al ataque, algunos apelando a la velocidad y otros con su buen pase largo.
De atrás para adelante. El viernes no estuvo Alberto Rodríguez y Anderson Santamaría cumplió con reemplazarlo en la zaga. Pese a tener pocos partidos con el equipo, logró comprenderse muy bien con Christian Ramos y no se hizo problemas cuando le tocó marcar a jugadores como Mario Mandzukic. "Cada vez que alguien entra a sustituir a otro lo hace muy bien. Nadie desentona", declaró con mucho acierto Christian Cueva tras el partido.
En el mediocampo se han logrado formar sociedades donde prima el juego asociativo y por las bandas para llegar al gol. No estuvo Paolo Guerrero y el equipo no perdió volumen ofensivo. Renato Tapia le da carácter a la primera línea de volantes, mientras que Yoshimar Yotún sigue siendo fundamental con su pase seguro. Edison Flores y André Carrillo siempre recostados por las bandas, pero disponibles cuando se tiene que tocar y buscar por el medio. Christian Cueva es el director de la orquesta.
Ricardo Gareca logró recuperar a Jefferson Farfán y volver a hacerlo sentir importante en el equipo, en momentos donde la ausencia de Paolo Guerrero nos pudo haber metido en aprietos. Cuando el capitán regrese Ricardo Gareca tendrá un bonito dolor de cabeza para conformar la ofensiva peruana.
Detalles por mejorar. Pero tampoco estamos para ser campeones del mundo. Desde las últimas fechas de las eliminatorias Perú evidenció desconcentraciones defensivas que acabaron en gol. Errores en salida, descuido de las marcas y las jugadas de balón parado. Cuando toca hacer el repliegue defensivo también padecemos, y ante rivales de mayor categoría podemos pasarla muy mal.
La intermitencia de algunos jugadores a veces nos juega en contra. Carrillo puede hacer un gran partido como ante Croacia, pero al siguiente cotejo puede desaparecer completamente del juego. Perú necesita el balón para potenciar su juego, pero a veces nos cuenta mantener la posesión del esférico, como lo reconoció el mismo Gareca. Presionar a los rivales en salida también es algo de lo que adolece el equipo peruano.
Ante rivales como Francia en la Copa del Mundo probablemente no tengamos mucho el balón, y cuando eso ocurre el equipo no lograr acomodarse en fusiones netamente defensivas o de recuperación rápida. No somos como Uruguay que disfruta cediendo el balón al rival para lugar buscar el contragolpe.
En el caso peruano es traicionar la idea de juego si apuestan siempre por el contragolpe, pero ante un rival de mayor calidad se tiene que saber jugar sin el balón. Los balones parados en ataque también es una asignatura pendiente. Quedan cuatro partidos amistosos y una convivencia de algunas semanas para corregirlo antes del arranque de Rusia 2018.
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