Sin el control de sus emociones, con la frustración de que la sociedad desprecia su profesión y desconfía de ellos, ¿Podrá un maestro tener un buen desempeño? No con ´cursos´ de liderazgo o autoestima para ´saber´ que deben ser comprensivos; sino con talleres donde reconozcan y ´vean´ sus emociones destructivas, para que no las repetan con sus alumnos, justificándose, pero destruyéndolos.
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