Francisco Sagasti juró como nuevo presidente de la República con la promesa de devolver la esperanza y confianza a una ciudadanía enfurecida por la impunidad que gozan sus gobernantes y maltrecha por la recesión económica.
En medio de una cuádruple crisis (sanitaria, económica, social y política), el congresista Francisco Sagasti asumió la Presidencia de la República. ¿Aplacará la furia de miles de jóvenes que se movilizaron en todo el país en contra de la corrupción de la clase política y empresarial, las desigualdades sociales y la precarización de la institucionalidad democrática?
En su discurso durante la sesión solemne del Congreso, Sagasti tuvo un tono conciliador y prometió "devolverle la confianza a la ciudadanía", muy golpeada por la pandemia, el desempleo masivo y el deterioro de las condiciones de vida.
El sociólogo de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), Manuel Benza Pflücker, señaló que el mensaje "ha estado lleno de gestos positivos" y consideró acertado que el flamante mandatario comenzara rindiendo homenaje a los dos jóvenes asesinados (Inti Sotelo y Bryan Pintado) por la brutalidad policial en la manifestaciones sociales en el centro histórico de Lima.
"En nombre del Estado, pedimos perdón a sus familiares, a ellos y a todos los jóvenes que marcharon para defender la democracia, y que nos hicieron recordar lo que es la vocación de servicio", dijo el jefe del Estado ante los familiares de las víctimas que escuchaban atentamente lo que decía en el hemiciclo del Palacio Legislativo, añadiendo con tono firme: "No habrá impunidad".
El historiador e investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP), Rolando Rojas, destacó la "humildad política" en todo el hilo del discurso presidencial y cree que la invocación que hizo para concertar y recuperar los valores democráticos en un Congreso inestable e impopular es "coherente". "En su caso es creíble, porque tiene una trayectoria de un profesional correcto y honesto", dijo en una entrevista a RPP.
¿QUIÉN ES EL GRAN DERROTADO DE LA SEMANA?
Para Benza Pflücker, la asunción del presidente Sagasti constituye sobre todo una derrota de la extrema derecha peruana, encarnado, a su juicio, por Daniel Urresti, Martha Chávez, Manuel Merino, Ántero Flores-Aráoz, entre otros. "Es el mensaje principal que debería decirse desde una perspectiva ideológica", sostuvo.
A ojos del investigador Rolando Rojas, este descalabro de la derecha en el Legislativo impedirá, al menos durante las siguientes semanas, que se atreva a provocar "una situación de inestabilidad" en contra del Ejecutivo.
"La calle se ha convertido, lo hemos visto, en un actor político de peso. La ciudadanía en general ha descubierto el poder que tiene y lo va a usar si es que el Congreso insiste en algunas medidas impopulares", argumentó.
Ahora, ante el caos social, el Gobierno tiene el desafío de conformar el Gabinete de Transición. El politicólogo Arturo Maldonado consideró esencial este punto, en razón a que el jefe del Estado "puede pasar de las palabras y símbolos a la acción verdadera".
"Tratar de recuperar un cierto equilibrio que ha enfatizado [en su mensaje] entre la salud y la economía va a ser una tarea difícil y va a depender bastante de a quiénes él seleccione como ministros en estas carteras", enfatizó.
El profesor universitario dijo que Francisco Sagasti necesita un Gabinete que tenga legitimidad y que entienda lo que pasa en la calle y responda a las demandas sociales, algo que, a su juicio, el exgobernante Manuel Merino y el ex primer ministro Ántero Flores-Aráoz ignoraron por completo.
"Fue un Gabinete sesgado, muy lejano a la ciudadanía y, sobre todo, a los jóvenes que fueron, finalmente, los que sostuvieron este mantenimiento democrático", dijo. Y acotó: "Ahora se requiere un premier que tenga experiencia y, además, sea convocante; es decir, que pueda conversar tanto con las fuerzas de izquierda como de derecha, que tenga vínculos con los sectores empresarial de Lima o con los líderes de las regiones".
¿UNA NUEVA CONSTITUCIÓN ES ALGO INEVITABLE?
Los analistas, sin embargo, enfatizan que el nuevo Ejecutivo no resolverá los problemas de fondo que impulsaron que los peruanos salieran a manifestarse, pese a los riesgos de contagio del coronavirus SARS-CoV-2.
"La juventud va a estar alerta en el futuro y en capacidad para sacar adelante algunos reclamos. Desde mi perspectiva, lo más importante no se puede lograr todavía, porque no hay una correlación de fuerzas para ello, que es la convocatoria de una Asamblea Constituyente para elaborar una nueva Constitución, como en Chile se ha logrado", explicó Manuel Benza, autor de 25 años de neoliberalismo en el Perú (2018).
En las protestas callejeras, muchos manifestantes exigieron el cambio de la Constitución de 1993, de tendencia neoliberal, por considerarla la causante de los dramáticos problemas estructurales que afecta al país.
De hecho, la precandidata a la Presidencia por el partido Juntos Por el Perú, Verónika Mendoza, ha planteado que se realice una consulta popular sobre una nueva Carta Magna el día de las elecciones generales, el 11 de abril de 2021.
"Francisco Sagasti es un parche a la herida que puede durar muy bien los ocho meses [que tendrá su gestión], pero no es una solución a la crisis sistémica, porque él va a continuar con las políticas neoliberales", alegó Benza Pflücker.
Para Rolando Rojas, en los años siguientes, la búsqueda de una nueva Constitución, que saca roncha y genera aversión entre la derecha política y económica, estará presente en los debates políticos, ya que hay escollos estructurales que arrastra el país desde hace décadas.
"Como las movilizaciones han sido cortas, esto no ha podido instalarse muy bien [en la agenda], pero ha quedado asumido por ciertos sectores juveniles más allá de la izquierda", añadió el coautor de ¿Desiguales desde siempre? (2013).
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