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Ayacucho: La trampa del dióxido de cloro y un médico que lo impulsa cuando no hay evidencia científica

Amílcar Huancahuari, el 12 de junio, presentando el dióxido de cloro como "tratamiento" para pacientes infectados con la COVID-19. | Fuente: RPP Noticias

Ayacucho tiene un fallecido por consumir dióxido de cloro, tras confesión de la propia víctima, y cientos de personas que ingieren la sustancia. Un doctor insiste con el tratamiento y afirma haber "atendido" a 800 personas. ¿Qué dice la comunidad científica sobre el uso de ese compuesto?  RPP Noticias lo repasa en este informe.

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El 12 de junio, el doctor Amílcar Huancahuari, jefe del Comando Regional COVID-19 de Ayacucho, hizo una conferencia de prensa para recomendar a la población que se trate con dióxido de cloro. Ante las cámaras, el propio médico cogió una botella con esa sustancia y se echó un trago. “Para los que tengan dolor de garganta, fiebre, dolor de cabeza y hasta dificultades respiratorias. Ya se ha ido probando con personas con la COVID-19 y estas han mejorado notablemente”, dijo. Esa acción le costó el puesto. La Dirección Regional de Salud lo retiró del cargo por sugerir que se tome un compuesto que no está aprobado como medicamento. Además, se ganó comentarios adversos por parte de funcionarios del Ministerio de Salud y el Colegio Médico. La noticia se repartió en el mundo.

El dióxido de cloro es un desinfectante de superficies inertes, de cosas, no de personas. No hay otra indicación para el dióxido de cloro”, aclaró Fernando Mejía, médico infectólogo, investigador del Instituto de Medicina Tropical Alexander Von Humboldt de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó no usar desinfectantes en un comunicado que publicó el 16 de junio de este año. "Pulverizar lejía u otros desinfectantes sobre el cuerpo o introducirlos en el organismo no protege la COVID-19 y puede ser peligroso. Jamás se debe pulverizar lejía u otros desinfectantes sobre el cuerpo ni introducirlos en el organismo. Estas sustancias pueden ser tóxicas si se ingieren, y el contacto con ellas irrita y daña la piel y los ojos. La lejía y los desinfectantes deben utilizarse únicamente para la desinfección de superficies y siempre con las debidas precauciones", decía el pronunciamiento.

La Organización Panamericana de la Salud (OPS), afiliada a la OMS, emitió, el 16 de julio, un comunicado en el que “no recomienda tomar productos que contengan dióxido de cloro, clorito de sodio, hipoclorito de sodio o derivados”. E incluso, añado referencias y estudios sobre el tema.

“La OPS no solo no recomienda tomarlo, sino que dice que no se debe tomar, que es más fuerte que solo la recomendación”, afirmó el doctor Rubén Mayorga, representante de la OPS en el Perú.

Fernando Zavaleta, médico y doctor en Farmacología, profesor universitario hace más de 35 años y miembro de la Academia Nacional de Medicina, señaló que “no hay ningún estudio en seres humanos que empleen el dióxido de cloro como medicamento. Lo que hay es reportes de intoxicaciones, sobre todo, por el uso industrial o la aspiración del clorito y también por experimentos en animales, a los que se les daba de tomar esta solución de clorito. Todos los reporten indicaban toxicidad, dependiendo de la dosis, digestiva, renal, pulmonar. Hablamos de estudios afines de los setenta y comienzos de los ochenta”.

Un muerto por ingerir dióxido de cloro

Pero Huancahuari siguió en su onda. Desde su consulta privada, continuó sugiriendo que se tome el dióxido de cloro como tratamiento para las personas infectadas con el nuevo coronavirus y como una bebida “preventiva” para evitar el contagio. Él mismo, confesó, lo consume.

Yo tomo todos los días (dióxido de cloro). Hoy es el día 86 (al domingo 6 de setiembre) del consumo de dióxido de cloro y no me he intoxicado en ningún momento”, afirmó. Es más, Huancahuari contó que en lo que va de la pandemia ya va “tratando” con el químico en mención a unas 800 personas.

“Doctor, ¿cuántos pacientes ha atendido usted, con síntomas graves, medianos o leves?”, le preguntó RPP al médico. Y él respondió: “Pienso que estamos alrededor de 800, más o menos. Y de mis pacientes, nadie ha tenido un cuadro intoxicación”.

Según el director regional de Salud de Ayacucho, Elvyn Díaz, unas veinte personas han acudido a los hospitales de la región con males digestivos por haber consumido dióxido de cloro, según confesaron los mismos pacientes. Es más, uno de ellos murió en la primera semana de setiembre.

Ellos mismos han confesado. El paciente que falleció ha consumido aproximadamente cinco litros, según el reporte. Como síntomas hemos visto vómitos sanguinolentos, erosiones en las paredes digestivas altas, sangrados, hemorragias digestivas, cólicos abdominales, y eso es compatible con el consumo de dióxido de cloro. Son daños y heridas que se causan en el revestimiento del esófago y el estómago. El cuerpo médico valora el testimonio del paciente”, le dijo Díaz a RPP.

El funcionario contó que, de acuerdo con un cálculo a groso modo, hay entre ochenta y cien personas más que también han llegado a los diferentes establecimientos de la región con los mismos síntomas. La diferencia es que no admitieron haber ingerido el dióxido de cloro. “Hay otros que ni siquiera confiesan por vergüenza. Es alarmante. En realidad, El Minsa (Ministerio de Salud) se tiene que pronunciar a nivel de un comunicado. Tiene que haber una postura firme y que haya una campaña donde se sensibilice sobre los alcances y efectos nocivos del dióxido de cloro. Los canales oficiales tienen que tener una postura clara”, comentó.

Amílcar Huancahuari declarando a un medio ayacuchano sobre el 'tratamiento' con dióxido de cloro hecho a un interno del panel de Ayacucho. | Fuente: RPP Noticias

¿Qué es el dióxido de cloro?

El doctor Zavaleta, que ha investigado el uso del dióxido de cloro en las últimas tres décadas insiste en que no hay evidencia de que esa sustancia sea un medicamento para uso humano efectivo.

“Hay muchos estudios con relación a la capacidad del dióxido de cloro de si pueden matar bacterias o no. Pero no he encontrado ningún estudio que me hable de matar virus. En una de las bibliotecas de medicina más grandes del mundo, Pubmed, no he encontrado investigaciones que se haya hecho en estudios humanos para ninguna utilidad médica”, contó.

“El dióxido de cloro es un gas que cuando se pone en solución, genera un producto que es el clorito, el principal activo. Es un agente oxidante, químico, no medicamentoso. Y lo que hace es que puede matar algunos gérmenes en el agua. Por eso se usa para desinfectar piscinas y blanquear papel. Pero en nuestro organismo, esta sustancia va a oxidar la membrana de nuestras células y va a producir daños, entre ellas, la muerte de nuestras células. Por eso, esa sustancia no tiene usos en medicina y no está registrada en ningún país como medicamento”, comentó Zavaleta.

Zavaleta coincide con los reportes del director regional de Salud de Ayacucho, respecto a los daños que la ingesta de ese químico puede provocar en las personas.

“Daña las células del estómago, del intestino, del riñón y del pulmón. Oxida la hemoglobina de la sangre y la convierte en metahemoglobina, que es un compuesto que no transporta oxígeno. Entonces, en lugar de ser favorable, resulta ser desfavorable para las personas que tienen la COVID-19”, manifestó.

Hace unas semanas, la ministra de Salud, Pilar Mazzetti, se pronunció al respecto, en declaraciones recogidas por la agencia Andina. “Hay que tener la capacidad de analizar aquello que cuenta con un respaldo científico Les pedimos que utilicen aquellas cosas que no impliquen riesgo para la salud y que estén reconocidas. Si alguna persona desea emplear algún medio no aprobado y que implica riesgo, es bajo su propia responsabilidad. Los organismos internacionales han dicho claramente que no hay recomendación desde el punto sanitario para el dióxido de cloro”, enfatizó,

"Se van a curar solos"

Una de las frases habituales de los defensores del dióxido de cloro es que "hay mucha gente que lo toma y no le pasa nada, no se infecta con el virus y no tiene síntomas". Huancahuari, por ejemplo, lo comenta constantemente. “Para mucha gente, la forma en la que yo me expongo es totalmente increíble porque yo no uso equipos de protección personal, que tienen los profesionales de salud. No porque yo no cuide mi salud o cosas por el estilo, sino porque yo considero que todo eso es innecesario si se toman las precauciones”, le dijo a RPP Noticias.

Sin embargo, hay un detalle que Huancahuari no considera: que él dio positivo a la COVID-19 entre el 22 y 24 de junio y que, según los avances en el estudio de la pandemia, toda persona que supera la enfermedad ya no es capaz de contagiar al menos en los siguientes tres meses

Para el doctor Zavaleta, si consideramos que, según las investigaciones, de cada diez personas, ocho son asintomáticos y no necesitan hospitalización, entonces es normal que la mayoría de personas se muestren sanas. “Así les des agua bendita, se van a curar solos. Entonces, cuando dicen ‘hay mucha gente que está tomando dióxido de cloro y se cura’… ¡Claro, son los pacientes asintomáticos, son el 80%! Es muy fácil hacer medicina medio espiritual cuando el 80% se cura solo o hasta el 95%, incluidos los sintomáticos”, comentó.

Para el doctor Cësacar Cárcamo, máster en Salud Pública y miembro del grupo Prospectiva, hay una considerable falta de credibilidad de algunas personas. "Hay un grupo de la población que tiene desconfianza en las recomendaciones de los médicos y científicos. Son los que piensan en teorías no comprobadas. Hay personas a las que la evidencia inetifica no les parece relevante. Se llevan, mas bien, por las palabras de otra persona. Y lo peor es que si ha muerto una persona, eso no va a cambiar. Van a seguir consumiéndolo", dijo.

Según Cárcamo, esta realidad, incluso, generaría que si hubiera que hacer una campaña de información al respecto, no la debería hacer el gobierno. "Va a tener que ser otra institución no gubernamental, porque, justamente, en muchas personas el rechazo es porque se piensa que 'el gobierno quiere vacunarnos para controlarnos'", manifestó.



Exteriores del hospital de Ayacucho denominado COVID-19, en el que se tratan todos los pacientes del MINSA infectados con el virus.
Exteriores del hospital de Ayacucho denominado COVID-19, en el que se tratan todos los pacientes del MINSA infectados con el virus. | Fuente: RPP Noticias | Fotógrafo: Franzelly Barboza

No es ético hacer pruebas en personas con un desinfectante

Según el doctor Fernando Mejía, la desinformación está generando que algunas personas opten por tratarse con una sustancia que no tiene la aprobación de la comunidad científica.

No hay ninguna evidencia, ningún estudio que diga que el dióxido de cloro es útil para la COVID. Y no lo va a haber, porque no sería ético, para nada, dar un desinfectante a las personas, hacer que lo tomen para un experimento. Eso no es dable”, señaló.

En efecto, el componente ético es clave cuando se habla de hacer experimentos o estudios con personas. Por eso es que, según Mejía, no se pueden hacer estudios como algunos piden.

“Nadie va a someter a riesgo a un paciente por usar una sustancia que claramente no es para uso humano. Y por eso no van a haber estudios, no debería haber estudios. No tiene ningún asidero. Yo le puedo decir que el ácido muriático es un desinfectante. Todo el mundo lo conoce. Si tú tomas ácido muriático a muy poquita cantidad, probablemente, no tengas mayor problema. ¿Va a funcionar en algo? No. ¿Alguien haría un estudio de ácido muriático para tratar el COVID? No. Porque el ácido muriático va a matar al COVID sobre la superficie, pero no en las personas. Los riñones se pueden afectar, al recibir el dióxido de cloro, incluso en bajas concentraciones. Se pueden producir heridas en el esófago, el estómago”, señaló.

Mejía usó otro ejemplo. “Cuando usas lejía para desinfectar el agua, eso no significa que uno se esté ‘limpiando’ por dentro. La lejía desinfecta el agua con unas cuantas gotas, pero eso no significa que va a eliminar el virus cuando entra a mi cuerpo. Son cosas diferentes”, remarcó.

“En este momento -prosiguió el doctor Mejía- no hay ningún tratamiento que elimine el virus. La única opción que tienen las personas es, primero, evitar el contagio. Y segundo, si es que se contagian, estar muy de cerca, monitoreadas, para identificar tempranamente cuando la oxigenación esté empezando a bajar y recibir oxígeno y soporte y todos los tratamientos que mejoran la sobrevida en esta etapa, cuando el paciente empieza a requerir oxígeno”, sugirió.

Amílcar Huancahuari fue alcalde provincial de Huamanga en el periodo comprendido entre 2011 y 2014.
Amílcar Huancahuari fue alcalde provincial de Huamanga en el periodo comprendido entre 2011 y 2014. | Fuente: RPP Noticias | Fotógrafo: Difusión

"La gente cree en las bebidas mágicas"

Rubén Mayorga, de la OPS, recordó que el dióxido de cloro no solo se consume en Perú, sino también en otros países de Latinoamérica. “Se toma en Bolivia, Colombia... hasta en Estados Unidos. Es terrible, es como tomar un veneno, como tomar un ácido, un corrosivo”, comentó.

Para Mayorga, no sería mala idea que el gobierno peruano elabore una estrategia concreta sobre el tema. “Quizá una campaña de comunicación usando la imagen de un deportista, un cantante, una figura pública, para que el mensaje quede más claro de que no se debe tomar dióxido de cloro”, indicó.

Según el director regional de Salud de Ayacucho, Elvyn Díaz, los pacientes que afirman haber ingerido dióxido de cloro lo han hecho en diversas fases. “En algunos casos es cuando les han diagnosticado positivo (al nuevo coronavirus), cuando han sentido alguna sintomatología. Y también lo toman de manera preventiva. Existe, de alguna manera, el consentimiento de los pobladores para consumirlo”, dijo.

De hecho, en algunos sectores de la población, consumir este químico es considerado algo “normal”. “Más que nada es por el tema cultural. Aquí en Ayacucho y como en otros lugares del Perú, la gente le cree más a las pociones o bebidas mágicas que a la medicina. O sea, atribuye propiedades mágicas a algo que ni siquiera está comprobado. Es el tipo de creencia que la gente tiene aquí”, manifestó el psicólogo clínico, Christiam Castro.

Esa “normalidad” hace que exista un mercado de dióxido de cloro. En Ayacucho, como en Lima y otras partes del país, se vende esta sustancia como la “cura”. “No solo estaríamos hablando de una rentabilidad económica, sino, también, social. Por un lado, tienes a quienes, efectivamente, lucran con la venta de este producto y, por otro, existiría un impulso social generado, principalmente, por la creencia en la efectividad de este producto. Lo cual genera que ciertos grupos promuevan su consumo distribuyéndolo hasta de forma gratuita”, acotó la economista Hakira Layme.

El Colegio Médico ha anunciado que está investigando a un grupo de médicos que usa el dióxido de cloro para tratar a pacientes con el nuevo coronavirus. “El médico tiene una responsabilidad y esa es dar tratamiento comprobado y probado que tenga evidencia científica que lo respalde. En este caso, no hay ninguna evidencia científica”, insiste el doctor Zavaleta.

Mientras tanto, el médico Huancahuari, conocido en la ciudad de Ayacucho, que cuenta con cerca de 200 mil habitantes, porque además fue alcalde provincial de Huamanga entre 2011 y 2014, sigue creyendo que el dióxido de cloro es la solución. “No lo digo con el ánimo de contradecir a nadie ni fungir de un hombre que ha descubierto la pólvora”, dice.

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