Son más de 300 tumbas las que se derumbaron por las fuertes lluvias y otras tantas están a punto de colapsar. Actual alcalde espera donación de terreno para construcción de un nuevo campo santo.
Una verdadera bomba de tiempo es el cementerio del distrito lambayecano de Túcume. Desde la afectación que sufrió tras las lluvias del fenómeno El Niño Costero del año 2017, las que dejaron muy deteriorada la estructura, más de 300 nichos se han derrumbado y muchos otros están a punto de colapsar.
Es ante esta situación, el municipio se vio obligado a cerrar el acceso principal del cementerio, luego que este quedara inundado hace dos años. Las lluvias destruyeron tumbas de los 28 pabellones que tiene, los cadáveres flotaban entre las aguas que superaron los 60 centímetros de alto, convirtiéndolo literalmente en un cementerio flotante.
Historia
El cementerio “Jardines de la Paz”, tiene una antigüedad de 120 años, aquí se encuentra el mausoleo del sabio Federico Villarreal, quien murió en junio de 1923, el cual también sufrió los embates del agua.
También reposan los restos del patriarca de los brujos Santos Vera, quien murió a los 60 años. La tumba de este famoso “maestro” en el año 2004 fue profanada para llevarse su cráneo, pues según las creencias chamánicas, el poder se lleva en la cabeza.
Pero la afectación del año 2017 no fue la primera que ha soportado este campo santo, pues en los años 1983 y 1998 también entró en colapso. Muchos de los restos humanos que se hallan sepultados, no volvieron hacer encontrados.
Nuevo cementerio
En la actualidad, la situación no ha cambiado mucho, la gestión edil que concluyó el año pasado habilitó un espacio en la parte posterior para que la población siga enterrando a sus muertos; sin embargo, los tucumanos piden que este lugar sea cerrado.
Los pobladores pidieron una urgente reubicación del campo santo, ya que representa un verdadero peligro para los cientos de familiares que llegan a diario a coronar a sus difuntos.
Algunos por el temor de que se venga abajo los muros ya no colocan flores a sus familiares y otros ya no ubican las tumbas de sus seres queridos.
“Yo llevo 55 años vendiendo flores aquí y las últimas lluvias fueron las que realmente han malogrado todo el cementerio. Aún hay cadáveres que no han sido recogidos por sus familiares, es primordial que se construya un nuevo cementerio”, señaló la florista María Custodio.
Por su parte, el alcalde Otto Santamaría Baldera, dijo que destinarán una partida para la remodelación del lugar, empezando por el cerco perímetro. Además es importante concretar la donación de un terreno donde se construirá el nuevo cementerio.
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