A tres días de haber desaparecido, su cuerpo fue hallado dentro de un costal cerca a una trocha carrozable del sector de Batangrande. Director del Museo Nacional de Sicán, Carlos Elera, dijo a RPP Noticias que la víctima venía siendo amenazada por mafias dedicadas al tráfico de especies forestales.
Personal de Homicidios de la Policía Nacional investiga la muerte del defensor del patrimonio natural y cultural, Jorge Muñoz Saavedra, cuyo cuerpo fue hallado la tarde del último martes dentro de un costal a un costado de una carretera carrozable ubicada en el sector de Batan Grande, cerca al distrito de Pátapo.
Según fuentes policiales, la víctima, quien llevaba tres días desaparecida, presenta una herida contusa en la cabeza, por lo que su cadáver fue llevado a la morgue para practicarle la necropsia, a fin de determinar la causa de su muerte.
El director del Museo Nacional de Sicán, Carlos Elera Arévalo, dijo a RPP Noticias que el defensor ambiental venía recibiendo amenazas de parte de mafias dedicadas al tráfico de especies forestales y a la depredación del patrimonio arqueológico. Por ese motivo, pidió al Ministerio Público una exhaustiva investigación del crimen.
"El señor Jorge Muñoz venía siendo amenazado por traficantes de tierras, gente ligada a la minería ilegal por las canteras en zonas arqueológicas, además de gente que talaba bosques como el algarrobo y el zapote que protege el Estado. En ese sentido, invocamos a la Fiscalía para que investigue y logre dar con la gente que ha terminado con la vida de este héroe de la conservación del patrimonio cultural y natural", expresó.
Desaparición
Según cuenta el arqueólogo, Jorge Muñoz desapareció la tarde del último sábado cuando salió de su vivienda para dirigirse hacia el bosque porque escuchó el sonido de una motosierra; sin embargo, no volvió a casa, por lo que sus familiares reportaron su desaparición ante las autoridades.
La víctima pasó gran parte de su vida protegiendo el complejo Tambo Real, ubicado en el Parque Arqueológico de Batan Grande, un área de bosque seco donde crecen árboles endémicos como el zapote y el algarrobo, pero también donde se encuentran vestigios de aproximadamente 400 sitios arqueológicos.
Este lugar, según denunció Carlos Elera, viene siendo amenazado durante años por organizaciones criminales dedicadas a la tala y minería ilegal, así como al huaqueo.
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