El germen de desunión y la incapacidad de alcanzar consensos permiten que la corrupción lo impregne todo y frustre a todos, salvo a los “hermanitos” que se aprovechan de ella.
Descubre el canal de podcast de Las cosas como son en RPP Player.
Una vez más el camino de la reforma se ve amenazado por una de las más viejas constantes de nuestra vida pública: el germen de la desunión y la incapacidad de hacer concesiones para alcanzar consensos.
Desde los inicios de nuestra República, esas dos taras han impedido que nuestros mejores ciudadanos pusieran su talento al servicio de la acción pública, permitiendo que la corrupción lo impregne todo y frustre a todos, salvo, naturalmente, a los que saben aprovecharse de ella para sus intereses privados o partidarios.
Marisol Pérez Tello ha reaparecido para afirmar que nuestro sistema de Administración de Justicia ha fracasado y que el referendo abre una vía a la salida de la crisis. En los últimos días, el presidente de la República había centrado su preocupación en la credibilidad de la Fiscalía, encargada de acusar cuando hay indicios de delitos o crímenes.
El fiscal Pedro Chávarry dice escuchar lo dicho por el jefe de Estado, quien la víspera había pedido una autocrítica de la Fiscalía, así como premura en el proceso de denuncia que se ha planteado contra Chávarry en el Congreso. Pero el fiscal justifica controvertidas medidas, atribuyéndolas a obligaciones del sistema o a decisiones tomadas por sus subalternos: ¿el nombramiento del discutido Fiscal Tomás Gálvez para el caso de Keiko Fujimori? La consecuencia de su especialización. ¿La reincorporación del suspendido Fiscal Provincial Marco Guzmán? Una decisión del Consejo Nacional de la Magistratura. Es decir, la misma institución cuyos miembros han sido removidos por unanimidad, antes, es cierto, de subirle inexplicablemente la puntuación en el proceso de evaluación. De eso el Fiscal Chávarry no sabía nada, acaba de enterarse de los hechos, en el portal de IDL-Reporteros.
Hay días en que parece mejor centrar la mirada en algunos gestos morales de ciudadanos, que nos confirman que no todos estamos motivados por el interés privado ni medramos aprovechando las brechas de sistema institucional y la red de amigos y “hermanitos”.
Una agente municipal de Miraflores, por ejemplo, que encontró una cartera con 25,000 soles y la entregó a su superior, para seguir haciendo su ronda en uno de los parques limeños que encarna mejor la diversidad de nuestro país. O los jóvenes que han ganado una beca de National Geographic para contribuir con una experiencia de altura en Puno para preparar un viaje a la Luna, el proyecto Killa Lab. O el mozo venezolano que salvó la vida de una comensal en una pollería chorrillana, quien se atragantó con un pedazo de su comida. ¿A personas como él, el presidente Nicolás Maduro osa llamar “mendigos y esclavos?”.
Y en momentos en que continúan tristes denuncias y revelaciones sobre abusos sexuales y pedofilia en medios eclesiales (Sodalicio, Australia, Chile, Pensylvania), no es inútil recordar que se trata de un fenómeno de todos los países, todos los oficios y todas las religiones.
También en este campo se ha desarrollado una nueva conciencia universal que ya no está dispuesta a callar. La prueba es el escándalo en torno a una de las principales figuras de la comunidad budista de China, quien ha debido renunciar a su cargo tras recibir denuncias de numerosas monjas y madres de familia. “Era un demonio vestido con la túnica budista ha declarado el juez instructor, en nombre de un Estado oficialmente ateo, pero que cuenta con 240 millones de budistas. ¿Qué hubiera pensado de su lejano discípulo el Príncipe Gautama Sidarta, llamado el Iuminado, Buda? Él inició su largo viaje a pie de la India a China para averiguar por qué el hombre vivía infeliz en la tierra y creó hallar una respuesta: nos dejamos engañar por la ilusión de la realidad y el imperio del deseo
Las cosas como son
Comparte esta noticia